Cali, mayo 4 de 2024. Actualizado: viernes, mayo 3, 2024 23:13

Tenga en cuenta estas señales

Cómo reconocer que un niño, niña o adolescente es víctima de violencia en casa o en el colegio

Cómo reconocer que un niño, niña o adolescente es víctima de violencia en casa o en el colegio
miércoles 24 de abril, 2024

El más reciente informe de la Procuraduría General de la Nación establece que a diciembre de 2023, 607 menores de edad fallecieron por muerte violenta, mientras que 12.532 menores resultaron implicados en casos de violencia intrafamiliar y 2.723 reportaron afectados en algún tipo de violencia sexual.

El aumento de las cifras de violencias contra los niños, niñas y adolescentes del país prende las alarmas para que este tipo de hechos no sigan ocurriendo en Colombia.

Otra cifra de vital importancia revelada por las autoridades es el aumento de los casos de suicidio de menores.

47 niños, niñas o adolescentes usaron esta modalidad para quitarse la vida, en la mayoría de los casos predominaron las edades entre 15 y 17 años.

Támara Rosa Calvache González, Subdirectora Nacional del Campo Psicología Clínica del Colegio Colombiano de Psicólogos – Colpsic, aseguró que “hay una gran responsabilidad en dotar a los sistemas de cuidado que deben estar operando en Colombia de herramientas teóricas y metodológicas actualizadas para que partan de reconocer las particularidades y las características de la población de niñez que se atiende”.

La experta presenta una serie de recomendaciones sobre posibilidades de actuación al estar frente a síntomas de diversa naturaleza, ya sean físicos, emocionales y/o relacionales.

Señales de alerta

Si el niño, niña o adolescente presenta un cambio brusco del estado físico y/o mental, sin aparente causa que lo explique.

Puede referir, por ejemplo, que hay una conducta de un compañero de estudio que lo está afectando o le está doliendo de alguna manera o también, en el caso de que el hecho de violencia ocurra fuera del contexto escolar, como en casa.

Cambios en el patrón de sueño y relacionamiento con otras personas

Los niños se pueden ver aislados y les cuesta la interacción con otros pares o adultos del establecimiento educativo con reacciones que pueden ir desde presentar llanto incontrolado, agresividad extrema hacia otros o un mutismo extremo.

Desinterés por actividades que antes disfrutaba plenamente.

Sin razón aparente, los menores pueden manifestar una renuncia a aquello que les gustaba hacer, como algún tipo de deporte o actividad particular.

Presenta conductas estereotipadas como halarse el cabello hasta arrancarlo, frotar una parte del cuerpo o la piel sin poder detenerse y se niega a volver a la institución educativa o un sitio en particular.

Ausencias evidentes en los periodos de atención como jugar con su juego preferido, ver un programa de TV o hacer una actividad académica, o no responder ante un estímulo que se esperaría llame su atención.

Muestra de miedo hacia personas o espacios que antes no le representaban mayor ansiedad o inquietud.

En este sentido, su conducta verbal o no verbal evidencian un malestar o reacción que a su juicio es llamativa.

Manifestación constante de quererse morir o no tolerar hechos que podría afrontar de otra forma.

“Estas señales nos están indicando que el niño, la niña o el adolescente está viviendo una situación que sobrepasa su capacidad actual para afrontarla de forma adaptativa, y es el adulto, la institución y el Estado en pleno, quienes, siendo corresponsables con su desarrollo, debemos actuar prontamente, llevarle a la atención especializada y que corresponde, conocer sus derechos y ser garante de los mismos”, concluyó la experta.

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