Cali, agosto 31 de 2024. Actualizado: sábado, agosto 31, 2024 09:55

Un testimonio desde el proyecto Tejido Social

El crochet como terapia: Una experiencia transformadora

El crochet como terapia: Una experiencia transformadora
Foto: Pexels
viernes 30 de agosto, 2024

Por Rosa Maria Agudelo

En los últimos meses, he participado activamente en el proyecto Tejido Social, una iniciativa que busca crear un enorme mapamundi con casi 5,000 “grannies” de crochet con motivo de la Cop 16 que se celebrará en Cali.

Al principio, mi relación con el tejido era mínima. Había hecho algo de crochet en el colegio, y mi único vínculo con este bello arte era a través de mi mamá, quien creaba hermosas carpetas.

Fue a través del diario que me vinculé a esta iniciativa, con el fin de apoyar su difusión. Sin embargo, lo que encontré fue mucho más que una actividad manual; fue una experiencia de terapia colectiva.

El poder del crochet para conectar a las personas

Al comenzar a asistir a las sesiones de tejido, me di cuenta del ambiente especial que se creaba entre las participantes.

Entre puntada y puntada, las conversaciones y las historias fluían, convirtiéndose en verdaderas sesiones de terapia.

Las mujeres que se reunían compartían aspectos profundos de sus vidas con otras mujeres a las que apenas conocían.

Me pregunté: ¿por qué el crochet parece tener este efecto terapéutico tan poderoso?

Los estudios detrás de los beneficios del crochet

La respuesta a esta pregunta las encontré en dos estudios recientes que exploran el crochet como una herramienta de bienestar psicológico.

El primero, titulado Happy Hookers, realizado por las Dras. Pippa Burns y Rosemary Van Der Meer de la Universidad de Wollongong, se centra en los efectos del crochet en la salud mental. Según su investigación, el crochet puede reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y fortalecer las conexiones sociales.

A través de una encuesta a más de 8,000 personas, descubrieron que el 89.5% de los participantes se sentían más calmados después de crochetear, y el 82% se sentían más felices.

Además, el crochet ayudó a los participantes a manejar mejor sus condiciones de salud mental, como la ansiedad y la depresión, proporcionando un alivio tangible sin necesidad de medicación.

El proyecto “Once vueltas y muchas más”

El segundo estudio, realizado por Nuria Yanguas León de la Delegación Territorial de la ONCE en el País Vasco, se centró en un proyecto específico llamado Once vueltas y muchas más.

Este proyecto involucró a personas con discapacidad visual, quienes participaron en la creación de prendas de crochet para causas solidarias.

Según Yanguas, tejer les proporcionó a los participantes una sensación de utilidad y propósito, lo que mejoró significativamente su autoestima y bienestar psicológico.

Al tejer, no solo estaban creando algo físico, sino que también estaban construyendo un sentido de comunidad y pertenencia. Este aspecto social del crochet es fundamental, ya que muchas de estas personas vivían en aislamiento debido a su discapacidad.

El crochet como terapia ocupacional y social

El crochet como terapia: Una experiencia transformadora

Ambos estudios destacan la importancia del crochet como una forma de terapia ocupacional y social.

La metodología de Once vueltas y muchas más incluyó la formación de grupos de tejido que se reunían regularmente, fomentando la socialización y el apoyo mutuo.

Además, los participantes aprendieron nuevas habilidades, lo que contribuyó a su sentido de logro y autoestima.

Por otro lado, el estudio de Happy Hookers utilizó una encuesta para recopilar datos sobre cómo el crochet afectaba el bienestar de los individuos, encontrando que el simple acto de tejer podía tener efectos profundos en la salud mental.

Simplicidad y accesibilidad del crochet como terapia

La clave del éxito del crochet como terapia parece residir en su simplicidad y accesibilidad.

A diferencia de otras actividades terapéuticas que requieren equipos caros o entrenamiento especializado, el crochet es económico, fácil de aprender y se puede hacer en casi cualquier lugar.

Además, como destacan Burns y Van Der Meer, el acto rítmico de tejer puede inducir un estado de calma similar al que se logra con la meditación.

Este estado de “flujo” no solo ayuda a reducir el estrés, sino que también mejora la concentración y la memoria.

Mi experiencia personal con el proyecto Tejido Social me permite validar estas conclusiones. He visto cómo el crochet puede unir a las personas, permitiéndoles compartir sus historias y apoyarse mutuamente en un entorno seguro y acogedor.

Las sesiones de tejido no son solo sobre hacer grannies de crochet; son sobre construir un mapa emocional, donde cada puntada representa una conexión, un recuerdo, una esperanza.

En nuestra vida cotidiana, donde la tecnología y la rapidez parecen dominar nuestras vidas, el crochet ofrece una pausa, una oportunidad para reconectarnos con nosotros mismos y con los demás. Como periodista, he aprendido que muchas historias que se tejen en silencio…

El crochet no es solo una manualidad; es una terapia, un refugio y, para muchos, una nueva forma de ver el mundo.

Si alguna vez te has sentido abrumado por la vida, tal vez deberías considerar tomar una aguja de crochet.

Incluso aun estas a tiempo de tener unos cuantos “grannies” para el gran regalo de crochet que más de 200 mujeres, incluyéndome, le daremos a Cali con motivo de la Cop 16.


• La participación del Meta en el “Proyecto Tejido Social” se suma a la de otros grupos de tejedoras de Antioquia, La Guajira, Santander, Nariño y diversos municipios del Valle. Lee la noticia completa haciendo clic aquí.

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