Cali, julio 10 de 2025. Actualizado: miércoles, julio 9, 2025 23:17
Una mirada a El Divino, de Gardeazábal, a propósito de su nueva edición
Fafarachosa, pero divina
Luis Fernando Gil Monsalve*
Quién pudiera creer en 1986 que una novela fuera a alcanzar en Colombia más de 20 ediciones consecutivas, llegara a la televisión como exitosa telenovela y hoy, 39 años después, apareciera sobreviviente como la gran novela gay latinoamericana.
Unida con delicadeza de marica provinciano, define personajes inolvidables como las señoritas Borja. Otros atractivos como el bobo Troilo.
O caricaturescos como Eurípides el peluquero. Y hasta políticamente incorrectos como el divino Mauro, el narcotraficante que vuelve glorioso a su poblado natal para mostrar todo lo que se puede hacer cuando la plata sobra.
Anclada en el proceloso mar de la concupiscencia es, sin embargo, una novela casi porno. Una obra maestra de la mariconería gardeazabalesca.
Eso si, vestida de metáforas alucinantes. Tanto, que levanta el obelisco de admiración a su narrativa parroquial.
Como no es fácil detectar la fórmula del coctel preparado por Gardeazábal, muchos han preferido leerla en privado, hinchos de satisfacción. Otros han decidido menospreciarla por exagerar la falocracia que construye la pirámide del gozo.
Ni lo uno ni lo otro. Si 39 años después una novela se puede leer con tanto gusto o generando reacciones ignotas, es porque ha sobrevivido.
Y, como tal, no se trataba de una novela pornográfica sino de una novela fafarachosa pero divina.
Con ironía me inclino ante este monumento impecable del esteticismo pueblerino.
*Gestor cultural. Instructor Sena CTPGA Antioquia.