Cali, julio 16 de 2025. Actualizado: miércoles, julio 16, 2025 22:03
Su éxito le costó la vida
“La envidia mata”: su propio padre la asesinó porque ya no soportaba verla triunfar
La frase ‘la envidia mata’ no es solo una advertencia social.
Es una realidad comprobada por múltiples crímenes ocurridos en contextos familiares, amorosos o de amistad.
Casos recientes y pasados confirman que este sentimiento destructivo, cuando no se gestiona, puede terminar en tragedia.
¿Qué hay detrás de esta emoción? ¿Por qué la envidia puede llevar a alguien al asesinato?
Desde la psiquiatría, la envidia es una emoción compleja.
Surge cuando una persona percibe que otro posee algo que le falta: afecto, éxito, poder, atención.
En niveles patológicos, activa mecanismos como la comparación constante, el resentimiento y una percepción distorsionada de la realidad.
Esa tensión interna, si no se trata, puede desembocar en acciones violentas.
La envidia como detonante de crímenes: el caso de Radhika Yadav
Uno de los ejemplos más recientes ocurrió en India, el 10 de julio de 2025.
La víctima fue Radhika Yadav, tenista nacional retirada y emprendedora de 25 años.
Su asesino fue su propio padre, Deepak Yadav. El móvil: envidia.
Radhika fundó su academia de tenis tras una lesión.
Alcanzó independencia económica y prestigio local.
Mientras tanto, su padre, sin trabajo estable, dependía de ella económicamente.
Las burlas de vecinos y el cambio en los roles familiares afectaron su estabilidad emocional.
Desde la perspectiva clínica, Deepak mostró signos de narcisismo vulnerable.
Personas con este perfil suelen vivir el éxito ajeno como una humillación personal.
Cuando su hija pasó a ser proveedora, su identidad tradicional se fracturó.
El crimen fue premeditado. Encerró a la madre y le disparó a Radhika por la espalda.
Fue una forma de recuperar poder ante la “amenaza” de su autonomía.
Crímenes históricos: la envidia también mató antes
1. El asesinato de los hermanos Maguad (Filipinas, 2021)
Janice Sebial, una adolescente adoptada, mató a sus hermanos por envidia.
Sentía que no recibía el mismo amor ni reconocimiento.
Desde la psicología, se asocia con una crisis de identidad y abandono afectivo, donde la comparación con figuras cercanas puede volverse intolerable.
2. Sylvia Likens y Gertrude Baniszewski (EE.UU., 1965)
Gertrude torturó y asesinó a Sylvia tras meses de abuso.
La víctima era joven, sociable y atractiva.
Este caso revela un tipo de envidia corrosiva que se mezcla con frustraciones personales, resentimiento y proyección de odios reprimidos.
3. Ronald DeFeo Jr. y los asesinatos de Amityville (EE.UU., 1974)
Ronald asesinó a toda su familia. Aunque se habló de móviles financieros, la envidia hacia sus hermanos, que recibían más cariño, fue clave.
En estos casos, el odio acumulado actúa como una olla de presión emocional.
Relaciones cercanas: el terreno fértil para la envidia destructiva
Los vínculos íntimos —familiares, amistosos o amorosos— son los escenarios donde la envidia se vuelve más peligrosa.
El contacto frecuente facilita la comparación.
El amor mal canalizado puede dar paso al resentimiento.
4. El caso de Els Clottermans (Bélgica, 2006)
Els saboteó el paracaídas de su amiga para matarla.
Competían por el amor del mismo hombre.
En términos clínicos, se trata de una envidia erótica.
El deseo de exclusividad y la percepción de “perder” frente a otra persona pueden activar impulsos extremos.
5. El asesinato de Shelley Nance (EE.UU., 2009)
Daniel Willyam sentía celos del novio de Shelley, su compañero de cuarto.
La envidia hacia la relación lo llevó a matarla.
Este crimen refleja una confusión entre admiración y odio.
A veces, la persona envidiosa quiere ser el otro.
¿Cómo detectar la envidia antes de que escale?
Desde la psiquiatría, existen señales de alerta:
– Críticas constantes hacia los logros de otros
– Negación del mérito ajeno
– Irritación ante el éxito de conocidos
– Aislamiento emocional o conductas pasivo-agresivas
Si estos signos se presentan de forma repetitiva, es vital buscar ayuda terapéutica.