Oblé: sabor, tradición y calidad en cada bocado

Quién podría imaginarse que una propuesta, para muchos descabellada, de vender la moto chappy que en ese momento tenía, sería el punto de partida de una empresa productiva, que genera empleos y con muchas posibilidades de seguir creciendo.

Pues esta es la historia de Oblé, la de un soñador como Carlos Llanos que conoce en su trabajo a una cajera que todos los días llegaba en su moto Chappy.

Él decide contarle su idea de crear una máquina para hacer obleas y conos y le promete que si cree en él, vende la moto e invierten la plata, muy pronto podría tener una moto mucho mejor.

Hoy Diana Díaz, la protagonista de esta historia, tiene no sólo una moto grande, sino una empresa organizada y productiva.

Así nació Oblé, una empresa de fabricantes de obleas al por mayor, que según ella misma la describe, producen la galleta más deliciosa y crujiente que luego se convierte en una alternativa inigualable cuando se busca endulzar la vida.

Ella es la invitada a “Mi talento es negocio: Soy empresario y emprendo con entusiasmo”, un encuentro con valientes vallecaucanos que siguen llevando hacia el éxito sus emprendimientos, generando empleo y fortaleciendo el tejido empresarial del departamento.

Un camino de aciertos y desaciertos

El camino de consolidación de lo que hoy en día es Oblé, ha sido una mezcla de muchas circunstancias.

“Tuvimos fracasos, las jornadas manualmente no surgen mucho, hay que empezar a tecnificar algunos procesos porque uno se queda pequeño. Nosotros no teníamos plata, mi único activo era la moto pero di ese salto me arriesgue y confié y hoy somos un muy buen equipo. La clave fue lanzarnos al abismo y probar porque o sino hoy seguiríamos siendo empleados” relata Diana.

Con el tiempo Carlos empezó a inventar de qué forma hacer una máquina que hiciera más obleas y más rápido y en ese entonces empezaron a vender máquinas para fabricar las obleas, porque no había empresas grandes que las fabricaran y ellos empezaron a venderlas.

“Se nos ocurrió también hacer el producto así si no nos compraba la máquina, compraban las obleas y hoy cuatro años después esto es Oblé. Trabajamos tres turnos y todas las obleas se venden porque nuestra oblea tiene una crocancia especial que va de principio a fin” puntualiza Diana.

Actualmente cuentan con 10 empleados entre la parte operativa y administrativa. La empresa que está ubicada en el Distrito de Aguablanca, llega a 65 de las 2.500 salsamentarías y queserías que hay en la ciudad. Por eso saben que tienen mucho para crecer.

“El proceso de las obleas es complejo, nadie sabe lo que hay detrás de su fabricación, por eso es importante que se verifique que se tenga un registro Invima y tener certeza de su procedencia” aseguró.

¿Qué fue lo más difícil?

“Lo más difícil de emprender es conseguir los recursos y se aprende en el camino a conseguirlos, pero también es importante seguir adelante. Si conocieran nuestra fábrica se darían cuenta en lo que se han convertido los dos millones de pesos de la moto, ahora es una empresa muy organizada. Usted puede empezar un emprendimiento con muy poquita cantidad de dinero, el problema es hasta dónde va la visión tuya, muchos negocios se quedan pensando en pequeño y no ven más allá, no se compenetran con la comunidad, no tienen disciplina ni pasión, se quedan allí. Hay que tener ganas y perseverancia. Ser empresario te forma como ser, si yo no fuese empresaria no sería nada de lo que soy hoy en día”.

Esta emprendedora explica cómo hoy en día hay muchos apoyos del Estado que se pueden aprovechar porque son impulsos para seguir adelante.

“Nosotros aplicamos dos veces a ValleINN pero todo llega a su tiempo. La primera vez no tenía claro ni plan de negocio, ni mis clientes, ni cuál era mi producto estrella. La segunda vez que lo intenté fue muy rápido y ya cuando lo tienes claro convences de que necesitas los recursos y los recibes.

Instagram @oblecolombia

Vea la entrevista de Oblé en video

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