Cali, julio 6 de 2025. Actualizado: viernes, julio 4, 2025 23:24

Célimo Sinisterra

Caonabo: el inquebrantable guerrero taíno

Célimo Sinisterra

En la historia del Caribe precolombino, pocos nombres resuenan con tanta fuerza como el de Caonabo, el valiente cacique taíno que se convirtió en símbolo de resistencia frente a la conquista española.

Su figura representa no solo la lucha por la libertad de su pueblo, sino también el orgullo, la dignidad y la valentía de los pueblos originarios de América.

Caonabo fue uno de los cinco grandes caciques de la isla de La Española (actualmente República Dominicana y Haití). Gobernaba la región de Maguana, en el interior montañoso de la isla.

A diferencia de otros caciques que optaron por estrategias diplomáticas frente a la llegada de los españoles en 1492, Caonabo eligió el camino de la confrontación.

Su carácter fuerte y su visión estratégica lo llevaron a convertirse en uno de los principales opositores de la ocupación europea.

Uno de los episodios más emblemáticos de su vida fue el ataque y destrucción del Fuerte de la Navidad, el primer asentamiento español en América, en 1493.

Caonabo lideró el asalto en respuesta a los abusos cometidos por los colonizadores contra su pueblo. Este acto de rebeldía fue un mensaje claro: los taínos no se rendirían fácilmente.

Algo después del ataque de Punta Flecha, recibió la visita de algunos españoles del Fuerte La Navidad. Incitados por su mujer Anacaona, Caonabo mató a Rodrigo de Escobedo, Pedro Gutiérrez y varios de sus hombres; poco después atacó por la noche La Navidad, destruyéndolo y asesinando a los españoles que, al mando de Diego de Arana, habían quedado para su guardia.

Cuando Colón regresó de España a finales de noviembre de 1493, no encontró superviviente alguno de los 39 hombres que había dejado y halló el Fuerte La Navidad completamente destruido.

Inmediatamente supo por el cacique Guacanagarix (un indio vasallo) que el culpable había sido Caonabo.

En marzo de 1495, Caonabo también intentó atacar la fortaleza de Santo Tomás, pero fue derrotado por Alonso de Ojeda.

Su hermano Manicatex trató de rescatarlo en un ataque frontal que los españoles convirtieron en una masacre. Caonabo maldijo a Ojeda y le dijo que, cuando muriera, sería pisoteado por su pueblo.

Tras ser capturado y entregado a Cristóbal Colón, su cautiverio fue con grilletes en una sala de la casa de Colón en La Isabela.

Fue presentado a Colón y se le dijo que él era el jefe de “los blancos”, pero Caonabo se negó a reconocer como jefe a Colón por considerar que el jefe tenía que ser Alonso de Ojeda, que era el que le había capturado.

Colón determinó que no podía condenarlo a muerte, siendo uno de los cinco caciques principales de la isla, y resolvió llevarlo a España para que se presentara ante los Reyes Católicos.

Fray Bartolomé de las Casas explica que se mandó a Caonabo en una flota que partió del puerto de La Isabela en 1496, conjuntamente con un cargamento de aborígenes esclavizados.

En alta mar se produjo un huracán, el cual hundió el barco donde viajaban, provocando que Caonabo muriese ahogado.

Hernando Colón afirma que la muerte se debió al propio indómito carácter de Caonabo, que le llevó a morir de tristeza en su cautiverio en el propio barco.

Hoy, Caonabo es recordado como un símbolo de la resistencia indígena. Su legado permanece vivo en la memoria histórica del Caribe, como un recordatorio del valor de quienes defendieron su tierra, su cultura y su dignidad ante la opresión.

Su historia nos invita a reflexionar sobre la importancia de la memoria ancestral y la necesidad de honrar a quienes, como él, entregaron su vida por la libertad de su pueblo.

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sábado 5 de julio, 2025
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