De aquí para allá

Política y socialmente en éste siglo nos tienen de un lado para el otro. En el 2002 un fenómeno llamado Uribe nos avizoraba campanadas de guerra.

Enfrentar la guerrilla era la consigna y el mensaje de miedo por parte de la campaña en competencia por la presidencia así lo tamborileaba.

Inmersos en el pensamiento de derecha, logramos celebrar acontecimientos que destacaban a Colombia cómo un país fuerte y de visión de largo plazo.

Enfrentar a los populistas en escenarios cara a cara, como fueron los debates dados con Chávez, Correa, Ortega y demás, en defensa de la democracia y la institucionalidad, nos ofrecía el carácter que requeríamos para avanzar como nación fuerte.

En un segundo periodo de Uribe, decae ese liderazgo, evidenciado por escándalos en actos hacia el poder. De ahí el guiño para el continuismo que nos conduce al poder bajo el concepto de la paz. Y así vivimos el socialismo de la mermelada en donde llegaron recursos a las regiones vía contratos Plan para firmar la paz a un costo de Nobel.
Y volvemos a barajar y a donde comenzó el siglo supuestamente. Duque, ejerce un gobierno que recoge los ánimos de la guerra y la paz.

Pero mejor pareciera una administración que desdibuja la guerra de las armas por la polarización de la política. Con otros ingredientes impensables como la pandemia del Covid 19.

Y una paz desdibujada mediante el populismo de los discursos de izquierda. El hoy, de la tercera década del siglo, pos pandemia, avizora centro.

Enfrentar a los corruptos es la consigna y el mensaje de miedo por parte de la campaña en competencia por la presidencia así lo tamborilea.

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