Del cambio

El discurso de cambio tiene embelesado a unos cuantos: Momento de pretender mejorar a partir de borrarlo todo. Es lo que no hemos logrado razonar para definir un voto consciente.

El voto debe respetar y valorar lo que Colombia es y lo que hemos recibido los ciudadanos tanto en lo personal como en lo profesional. Estas elecciones son el momento más difícil y complejo vivido por nuestras generaciones.En hora buena llega a la contienda un candidato que desea promover el cambio en la forma en que se vienen haciendo las cosas y no del sistema político y económico.

Me gusta la idea de ayudar a los pobres mediante oportunidades, liberar la deuda que tienen las familias con el Icetex es una muy buena ayuda. Facilitar el ingreso a la universidad también es sano.

Mejorar las condiciones de competencia de la industria nacional frente al mercado global, impacta en el espíritu empresarial.

Fomentar la agroindustria, mejorar las condiciones de los campesinos y en definitiva un mayor bienestar para las familias.

Todo esto en un marco de legalidad llevando a cabo acciones de las cuales mucho se habla, pero poco se hace.
Hasta aquí todo muy bonito. ¿Qué preocupa? La competencia en todos sus ámbitos necesita de estímulos.
Para lograr escalar posiciones, y me refiero a los mercados globales, se requiere de los mejores para llegar. Y para ello debemos conocer muy bien el escenario.

En el ámbito productivo es fundamental fortalecer el ecosistema: Gremios empoderados y bien estructurados para minimizar el riesgo de fracaso, cámaras de comercio facilitando y estimulando la creación de empresas, el Sena con mayor pertinencia mediante la incorporación de nuevas tecnologías y la universidad investigando en cómo repotenciar y reconvertir las empresas.

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