Dilian o una luz por la vida

Miguel Yusty

En tiempos de oscuridad nos enseña la memoria colectiva que los seres humanos hemos buscado ancestralmente una luz, por débil que sea, que nos permita salir de túneles sombríos o de episodios que se presentan producto de la intolerancia.

La luz es un símbolo, como nos lo registran los episodios de las grandes revoluciones, que crearon la democracia liberal. Los símbolos, cuando se recurre a ellos, marcan un antes y después.

Esto es precisamente, lo que va a suceder hoy, a las 5:00 p.m. en Jamundí, cuando la Gobernadora alce su mano levantando una vela, que con su luz, iniciará una gran concentración cuyo punto de partida es precisamente Jamundí, municipio vecino a Cali, azotado por el terrorismo de un grupo armado del narcotráfico, que bajo el ropaje de la disidencia y con el liderazgo de “Mordisco”, pretende quedarse con el dominio de esta parte de nuestro Departamento.

¿Por qué se habla de “una luz por la vida”? Porque es necesario marcar un rumbo, que partiendo precisamente del sitio más frágil, Jamundí, que con una posición estratégica, ha sido elegido en esta última década para montar ahí un puente que conecte el corredor del narcotráfico del norte del Cauca y Nariño, con Buenaventura y con el Pacífico a través del Naya.

Esta empresa ha costado muchas vidas y ha generado una inestabilidad política de la mayor gravedad, particularmente para Cali, su área metropolitana y el Departamento.

Nuestras fuerzas armadas han dado golpes contundentes a la estructura Jaime Martínez e igualmente, la Gobernadora ha convertido en consigna su petición, a la administración Petro, de recuperar con una estrategia ofensiva, la zona rural de Jamundí, cuyo punto básico es la construcción del Batallón de Alta Montaña.

Los últimos actos terroristas de la semana pasada y la decisión del Presidente Petro de no renunciar a su discurso golpista y pretender llevar a cabo una consulta rompiendo la estabilidad de los poderes públicos, ha creado las condiciones objetivas y subjetivas para que desde muchos sectores se conecte el atentado contra el precandidato y senador Miguel Uribe Turbay, con su discurso que incita a la violencia y a la descalificación, envolviendo a la sociedad colombiana, en una narrativa, cuyo punto de partida se remonta a la posesión de Petro como presidente, quien juró no citar ninguna constituyente, pero que hoy aparece como un fantasma próximo a convertirse en realidad, pues la agenda del Presidente es una negación de todas las consignas que, como candidato, le presentó a los colombianos, miles de los cuales se siente hoy desengañados, siendo posible pensar en una gran desbandada de políticos y empresarios, que confiaron en sus promesas de candidato, olvidando que Petro se preparó en el monte para tomarse el poder, después de ganar las elecciones, protagonizando lo que hoy se conoce como la fundación de una “autocracia electoral”, que es el nacimiento de una dictadura que se origina en elecciones libres amparadas por la democracia liberal en las que el elegido no abandona el poder.

Sencillamente, hoy, la Gobernadora, a través de su “luz por la vida”, le está notificando a los vallecaucanos y a la opinión pública nacional que este símbolo hará presencia en todos los municipios del Departamento y que ojalá se transforme en una consigna nacional que aglutine a todos los gobernadores y alcaldes del país, en defensa de la unidad de nuestros territorios y de un bien superior, como es la unidad nacional básica para la sobrevivencia de la democracia liberal.

Estamos a tiempo para desvertebrar la agenda petrista, creando un frente patriótico que pregone la paz y el derecho a la vida como su columna vertebral y la exigencia de protección para los candidatos presidenciales y todos aquellos que desde el nivel más pequeño, hasta el más alto, luchen por la libertad y la dignidad humana.

Esta luz milagrosa que hoy se enciende en Jamundí nos salvará de la dialéctica de la ignorancia, que va de la oscuridad a la ceguera.