Dolor de patria

Es inexplicable el dolor que siento con la situación de orden público que vive nuestro país, tantas vidas perdidas, tantas manifestaciones de odio, bienes públicos incinerados. Nuestra Colombia arde en llamas y ningún colombiano puede ser indiferente ante esta situación.

No se trata de un color político, la violencia se tomó las calles de nuestro país y como ciudadanos tenemos el deber de hacer todos los esfuerzos para salvar a nuestra patria.

Debemos entender que no es más humano quien se vista de verde oliva o de blanco, aquí lo importante es proteger la vida, la vida de todos importa por igual, tanto nuestros policías como los que están en la calle marchando merecen respeto.

La prioridad hoy debe ser el cese de la violencia, no podemos dejarnos polarizar a tal punto de ser apáticos a la pérdida de la vida. Me duele, me duele mucho cada vida perdida, sea quién sea tiene derecho a vivir, un color político no nos hace más o menos dignos, no nos hace buenos o malos. La protesta no es el problema, el problema es el vandalismo.

La protesta pacífica es un derecho, las exigencias que hoy mantienen en la calle a miles de colombianos son válidas, pero nunca será aceptable el vandalismo. Todos deberíamos sentar un precedente de rechazo a la violencia. Es igual de indignante quien agrede a la Fuerza Pública, como el exceso de ellos hacia la ciudadanía, aquí lo que está en juego es el futuro de todo un país.

La violencia desatada hoy en Colombia solo beneficia a los que se nutren de la polarización, del odio y de la desestabilización de la democracia. Los ciudadanos debemos estar por encima de nuestros mandatarios y demostrar que podemos unirnos para aclamar una Colombia en paz.

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