Fiambre

Leonardo Medina

Dentro de las huellas de identidad de los pueblos se tiene la gastronomía o mejor denominado: la cocina. El primero es un nombre algo rimbombante y técnico que puede opacar lo que se pretende expresar y se refiere, tal vez, más al acto de comer que del preparar.

Por eso los especialistas en la materia y en especial en asuntos patrimoniales relacionados con los saberes inmateriales, prefieren el calificativo de cocina, con lo que coincido plenamente.

En ella se siente el sabor, el fogón, esa llama que prepara a fuego lento los alimentos y que posibilita obtener esos sabores inolvidables que son parte de la memoria individual y colectiva, que muchas veces añoramos cuando queremos evocar la memoria de alguien que sabía cocinar cierto tipo de comida.

Por eso considero de especial relevancia la festividad que hizo la alcaldía de Guacarí con el día del fiambre el pasado domingo, donde se resalta el valor de esa comida tan propia del campesino que va a la brega, que incluye variedad de alimentos envueltos en hoja de plátano y que son muestra de una marca propia de esa región, junto al famoso atollado de pato.

Bienvenidas esas iniciativas para que el fogón del Valle del Cauca siga hirviendo, cocinando y alimentando a la comarca.