Cali, octubre 14 de 2025. Actualizado: sábado, octubre 11, 2025 00:45

Célimo Sinisterra

Garrett Morgan: El negro que le puso orden al tráfico

Célimo Sinisterra

Cuando nuestra mente hace un recorrido por la vida y obra de importantes inventores, casi siempre nos referimos a Nikola Tesla, Marconi, Benjamín Franklin, Gutenberg, Thomas Alva Edison, Galileo Galilei, entre otros.

Todos ellos fueron personajes de mucho reconocimiento y de piel blanca. Sin embargo, la historiografía pocas veces hace relación a nombres de hombres y mujeres negros que, por su genialidad, llegaron a inventar máquinas tan novedosas que, después de siglos, perduran y, más aún, hacen parte del desarrollo tecnológico de nuestros tiempos.

En la historia de la humanidad, muchos inventos que parecen simples en la cotidianidad han tenido un impacto profundo en la vida de millones de personas a lo largo del tiempo.

Uno de ellos es el semáforo moderno, esa máquina silenciosa que regula la convivencia en las calles. Su origen se debe, en gran parte, a la genialidad de un hombre negro: Garrett Augustus Morgan, hijo de esclavizados liberados, quien transformó la adversidad en oportunidad y el ingenio en legado.

Morgan nació en 1877, en Kentucky, en una sociedad profundamente marcada por el racismo y la segregación.

Apenas alcanzó una educación básica, pero su curiosidad y deseo de aprender lo llevaron a convertirse en un inventor autodidacta.

Trabajó como sastre y mecánico, siempre con la mirada atenta a los problemas de su tiempo.

Antes del semáforo, Morgan ya había dejado huella: creó una máscara de seguridad contra humo y gases tóxicos, precursora de las actuales máscaras antigás, que salvó decenas de vidas durante un accidente en un túnel de Cleveland en 1916.

Pero su contribución más universal llegaría poco después, inspirada por una escena común en las calles: el caos del tráfico entre peatones, carruajes y, cada vez más, automóviles.

El semáforo, invento de un afroamericano

En 1923 patentó su diseño de señal de tráfico con tres posiciones, que incluía una luz intermedia para advertir a los conductores antes de detenerse o avanzar.

Su idea redujo los accidentes y se convirtió en la base del sistema de semáforos que aún hoy gobierna las intersecciones del mundo.

Lo notable es que Garrett Morgan desarrolló estas ideas enfrentando una sociedad que muchas veces lo invisibilizaba por su color de piel.

Aun así, supo abrirse camino en el terreno de la ciencia y la innovación, mostrando que el talento no entiende de barreras raciales.

Hoy, cada vez que una luz roja nos obliga a frenar o una verde nos permite continuar, recordamos sin saberlo a ese hombre afroamericano que, desde la injusticia de su tiempo, imaginó un mundo más seguro y ordenado. Garrett Morgan no solo inventó un dispositivo: demostró que la inventiva negra también ha sido motor del progreso universal.

Otro invento del genio Morgan

La máscara de seguridad mejorada para gases tóxicos, patentada en 1914. A diferencia de los rudimentarios equipos existentes, su diseño incluía un sistema de tubos que dirigía aire fresco desde cerca del suelo —donde la densidad de humo y gases era menor— hasta la boca y la nariz del usuario.

Este avance no solo permitía respirar con mayor seguridad en ambientes contaminados por humo, polvo o gases, sino que también ofrecía movilidad y resistencia en situaciones críticas.

El invento cobró fama en 1916, cuando ocurrió una explosión en un túnel bajo el lago Erie, en Cleveland. Varios trabajadores habían quedado atrapados bajo nubes de humo y polvo tóxico.

Garrett Morgan, arriesgando su propia vida y utilizando su máscara, descendió al túnel junto con un pequeño grupo de voluntarios, logrando rescatar a numerosos obreros.

Aquel acto heroico probó la eficacia del aparato y, al mismo tiempo, la valentía del inventor.

Sin embargo, su reconocimiento no fue inmediato. En un contexto de segregación racial, muchos intentaron restar mérito a su invento debido a su color de piel.

Aun así, con el tiempo la máscara fue adoptada por bomberos, rescatistas y, más adelante, incluso por ejércitos durante la Primera Guerra Mundial, donde su adaptación resultó vital frente a los ataques con gas venenoso.

Hoy, al recordar su nombre, no solo celebramos al inventor, sino también al visionario que abrió caminos en una sociedad que intentaba cerrárselos.

Su máscara mejorada contra gases tóxicos no solo fue un invento práctico, sino también un símbolo de resistencia y servicio a la humanidad.

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miércoles 8 de octubre, 2025
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