Cali, diciembre 2 de 2025. Actualizado: martes, diciembre 2, 2025 22:44
Invamer, una encuesta contundente
El principio de negación es el refugio de todas las patologías. El individuo se esconde tras su sombra y la sociedad se invisibiliza ante su cruda realidad.
Negarse o auto-negarse son dos ejercicios que ocultan lo que el maestro Norberto Bobbio llamó “la cruda realidad”.
Cuando esta aparece es como un baño de agua fría. Así sucedió con la reciente encuesta de INVAMER que, con la claridad de los números y los porcentajes, diagramó un mapa, ubicó un diagnóstico o sencillamente le tomó una radiografía al estado actual de la coyuntura electoral.
El espanto cunde hasta la fecha, en medio de un gobierno que está cumpliendo paso a paso una agenda que ha fragilizado la coherencia institucional, posicionando a un candidato presidencial que, tal como lo señala la encuestadora, desborda todos los pronósticos, no solo del régimen petrista si no del resto de la sociedad colombiana, que es obviamente la mayoría, según la misma encuesta.
Cepeda no va a ser ni es el continuador del petrismo, como algunos creen, por el contrario puede llegar a ser el regenerador de un caudillo que, con el desorden típico de un adicto, ha desconfigurado, en sus delirios, la agenda liquidacionista que sí aplicará a la sociedad colombiana Cepeda, el comunista, quien tiene como ruta el re-ordenar a la manera de Mao y de Stalin, el rumbo desordenado lleno de síndromes de abstinencia y de sobredosis metafóricas que ha caracterizado el discurso agitacional del presidente Petro.
Nadie puede equivocarse en que Petro, frente a Cepeda, es un aprendiz y que si no se produce un acto de contrición por parte de los casi 100 candidatos con sueños de ser presidentes y combatiendo duramente los desafueros del mandato petrista, Cepeda inaugurará por primera vez en nuestra historia no solo un gobierno, sino un Estado comunista con todas las consecuencias nefastas que este modelo ha ocasionado en Cuba, Venezuela y Nicaragua.
La combinación de las tres tendencias clásicas de una coyuntura, es decir la izquierda, la derecha y el centro, son claramente identificables en la encuesta de INVAMER, que al final de todo el derrotero, deja claro que en este momento, se abre paso en la oposición una tendencia doctrinariamente centrista, liderada por Sergio Fajardo.
Otra, ortodóxamente liberal, visibilizada por Abelardo de la Espriella, quien con un discurso que plantea la recuperación del control territorial y el derrumbe de toda huella del “gobierno del cambio”, hace guardar la esperanza de convertirse en un fenómeno político, privilegiado por la metáfora del péndulo que indica que después de un gobierno de extrema izquierda, puede y debe pasarse a uno, que, como está sucediendo en Chile, en Ecuador, en Perú y en Argentina, ha elegido presidentes de derecha.
Nadie puede llamarse a equívocos. El principio de realidad diseñado por la encuesta de INVAMER no dice cosa diferente, no tiene otro mensaje si no el de notificarle, primero a los candidatos que están por debajo del 1% y los que navegan sin rumbo por debajo del 2, que apaguen sus motores porque, sencillamente, son bufones de la coyuntura, que están de espaldas a una mayoría de colombianos aterrorizados por el rumbo del país, que no quieren escuchar más candidatos de pipiripao y mucho menos que estos, en lugar de retirarse, se dediquen a escenificar verdaderos espantos de conflictos, donde sus pequeños egos van a repetir la misma historia de Venezuela, en la que la negación condujo a los opositores por un camino en el que se pasó de la oscuridad a la ceguera, sin haber reconocido nunca que Chávez era el principio del fin.
