Cali, noviembre 8 de 2025. Actualizado: sábado, noviembre 8, 2025 00:09
La ética de recordar
Calificar la toma del Palacio de Justicia como una genialidad del M-19 es un exabrupto. Que lo diga el presidente de la República es, además, profundamente preocupante.
En sus palabras se invierte la escala de valores: se exalta al victimario y se ignora el dolor de las víctimas.
Durante dos semanas leí con rigor el informe de la Comisión de la Verdad. No se trata de una obra ideológica. Es un relato documentado que narra los errores de todos los actores.
El M-19, el Ejército, el presidente Betancur y hasta el narcotráfico son interpelados. Pero todo empieza con una decisión errada: entrar a sangre y fuego al corazón de la justicia.
Esa fue una irresponsabilidad política y ética que costó casi 100 vidas y dejó heridas que siguen sin sanar.
Ni el Estado ni la guerrilla pueden vestirse de gloria. El informe no absuelve a nadie. Por el contrario, nos obliga a todos a recordar, no para castigar, sino para entender.
Nombrar un error como una genialidad es una forma de justificarlo. Y lo que Colombia necesita no son nuevas justificaciones, sino más verdad.
Más allá de cualquier simpatía política, tenemos que plantarnos en un lugar ético para analizar los hechos. No todo vale por la causa que se defiende. No toda locura es un acto heroico.
Hay errores que deben reconocerse como tales: errores, estupideces, desvaríos. No genialidades. Llamar a las cosas por su nombre es el primer paso para reconciliarnos.
Colombia perdonó al M-19. En agradecimiento, el presidente debería invitar a sus simpatizantes a honrar a sus víctimas.
Porque en su nombre debe construirse una ética colectiva que nos impida volver a justificar la barbarie.
