Cali, mayo 9 de 2025. Actualizado: viernes, mayo 9, 2025 16:10

Víctor Manuel García

¿La humanidad del colombiano está podrida?

Víctor Manuel García

En esta columna voy a expresarme en primera persona, porque el caso ocurrido en Bello, Antioquia en verdad que me ha tocado y me ha generado una gran desilusión no solo de nuestra sociedad sino de la concepción de nosotros mismos del término humanidad.

Lo ocurrido en esta ciudad, de la que en muchos casos tomamos como “ejemplo” para diversas circunstancias en nuestras regiones, no merece sino la repulsión y el más enérgico rechazo de nuestra parte.

El vil, cruel, humillante y sobre todo degradante homicidio de Sara Millerey González, una mujer u hombre trans, es la muestra de la podredumbre de la sociedad colombiana, porque por más que haya sucedido en una región en específico, esto muestra el grado de descomposición social que estamos atravesando en nuestro país.

Ya el solo hecho del homicidio de esta persona es grave, además del proceso de tortura al cual fue sometida, pues a sus verdugos no les bastó con quitarle la vida, sino que de manera sádica se esmeraron en torturarla fracturando sus brazos y sus piernas para posteriormente lanzarla aún con vida a una quebrada de esa localidad.

Pero si esto ya de por si no fuese degradante, lo que a mi personalmente me impactó fue la indiferencia de los vecinos y transeúntes del sector, quienes viendo la escena de Sara aún con vida y con sus débiles bocanadas de aliento, solo se esmeraron en ser espectadores y peor aún a grabar en un video tan dantesca escena, un vídeo que muestra esa degradación del ser humano carente de valores, que no ve en el otro al prójimo sino a un objeto que sirve para viralizar a través de las redes sociales, pues en ningún momento se evidencia en ese horroroso video, intención alguna de los presentes para auxiliar a este otro ser humano que se encontraba en tan precaria situación.

Como persona, me pregunto ¿Qué podría pasar por la mente de Sara esos últimos instantes al ver la indiferencia de sus vecinos? ¿Qué desilusión como ser humano podría sentir al ver como con morbo prefirieron grabar en sus celulares sus últimos momentos de vida y no tomar la decisión de auxiliarla? ¿En qué mente inescrupulosa se pasa la idea de no brindar una mano a esa persona? ¿Qué podrá decir Dios?

En mi opinión, nos hemos deshumanizado, con todo lo que eso significa.

Como supuestos seres racionales acá no nos debería importar si una persona es homosexual, heterosexual, bisexual, transexual, no binaria, católica, protestante, evangélica, musulmán, judía, atea, indígena, negra, blanca, mestiza, colombiano, extranjero, uribista, petrista, apolítico, doctor, analfabeta, campesino, rico, pobre, en fin, acá lo único que debería importarnos es que todos, absolutamente todos somos seres humanos y como tal la dignidad no está en discusión y debe ser preservada a toda costa.

Si nuestras acciones estuvieran encaminadas y las entendiéramos desde la humanización del prójimo, tendríamos en cuenta que esa otra persona es hija de alguien, es padre o madre de otro, es amigo o amiga, es hermano, es un mundo de sentimientos, experiencias y conocimientos, es un ser con iguales derechos que los propios, es un ser que a toda costa su derecho a vivir dignamente y a morir dignamente deben ser respetados.

Ojalá algún día recapacitemos y no sigamos responsabilizando a los políticos y gobernantes de turno, pues en algún momento hemos perdido el camino como sociedad y ese camino lo perdimos desde nuestra casa, desde nuestra familia, desde nuestras propias acciones como individuos de las cuales cada uno de nosotros es responsable porque tal como lo dijo un filósofo para unos, un profeta para otros, un político para otros tantos, un guía espiritual para otro grupo y para otros como este servidor, simplemente el hijo de Dios: “amen y respeten al prójimo como a sí mismo; no juzguen o serán juzgados; y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”.

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miércoles 9 de abril, 2025
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