Cali, diciembre 28 de 2024. Actualizado: sábado, diciembre 28, 2024 01:11
La mentira de Catalina
La violencia de género y la violencia política son y serán el pan diario de este año electoral. Es absolutamente repudiable que una mujer o que cualquier ciudadano reciban ataques en redes sociales o presencialmente por el hecho querer participar del actual debate electoral.
Justamente esta semana vivimos en Cali un ataque a la precandidata Catalina Ortiz, mientras volanteaba en un semáforo, donde un hombre groseramente la manda para la casa, “donde deben estar las mujeres” y no aspirando a la Alcaldía de Cali.
Inmediatamente las redes sociales de los caleños se llenaron de repudio y rechazo al video que muy casualmente grabó toda la agresión.
A Catalina no la conozco personalmente, sin embargo, al ser un actor político relevante del departamento sigo sus redes y actuaciones desde hace muchos años.
Si algo he logrado caracterizar de Catalina Ortiz es que es una mujer fuerte, que no se deja de nadie y que siempre tiene la capacidad de responder a las agresiones y de defender sus posiciones.
Por tal motivo, me asombré mucho al ver el video en que Catalina simplemente sonríe y se “sorprende”, pero no reacciona como la mujer berraca que ha vendido ser.
Adicionalmente, el ángulo en que se presentó el video denota planeación en la elaboración del mismo.
Es decir, se levantaban varias dudas sobre si el video era o no real.
Luego del día en que el video fue publicado, comenzaron a aparecer en redes más señales de que el video aparentemente no era real y finalmente el día de hoy, tanto Catalina Ortiz, como su estratega de campaña salieron a explicar que era un supuesto experimento para ver como reaccionaban los ciudadanos y que Catalina no sabía del asunto.
Es increíble que alguien se hace llamar seguidora de la línea política de Antanas Mockus y que fue congresista por la Alianza Verde no tenga el menor reparo en usar el engaño como estrategia para visibilizar su campaña y ganar adeptos.
Hace unas semanas me contactaron de su campaña para que la invitara a una de mis clases, desafortunadamente el tiempo del semestre no fue suficiente para ver el módulo de lo que éticamente no se debe hacer, este es el mejor ejemplo, no se deben inventar o actuar narrativas falsas.
Y mucho menos victimizarse como mujer a través de un montaje.
Lo único que le queda hoy a Catalina Ortiz de esa mentira es renunciar a su precandidatura a la Alcaldía, pues finalmente la política es un secreto público y todo termina saliendo a la luz.