Cali, mayo 9 de 2025. Actualizado: viernes, mayo 9, 2025 16:10
La paradoja de Ciudad Paraíso: más problemas que soluciones
Han pasado ya once años desde que se anunció el proyecto de renovación Ciudad Paraíso como la panacea del desarrollo urbano del centro de Cali. Hoy, ad portas de terminarse otra administración, vemos que la situación en los barrios El Calvario y San Pascual, pareciera no tener mejoría por las intervenciones urbanas del proyecto.
Al contrario, y como suele suceder en nuestro país, la situación se ha tornado paradójica porque tras la compra de predios, la ausencia institucional y las deficiencias en los cerramientos de los lotes comprados, se ha favorecido la propagación de actividades como el atraco, el microtráfico, las invasiones, e incluso el asesinato. En pocas palabras, lo que tenemos hoy allí es todo menos un paraíso.
Más bien, lo que ha demostrado esta situación es que, como pareciera suceder en casi todas las ciudades latinoamericanas, la renovación urbana se convierte en objeto de manoseos políticos, ineficiencias administrativas, intereses económicos y, en general, de prácticas que terminan generando brechas socioespaciales y económicas, pérdidas en el erario, gentrificación, e incluso segregación.
El año pasado se aprobó en el Concejo Distrital de Santiago de Cali, el acuerdo que introdujo el cambio de objeto social de la extinta EMRU, ahora Empresa de Desarrollo y Renovación Urbana (EDRU). La motivación de este acuerdo radica en la necesidad de abrir el perfil de la empresa para que pueda participar en nuevos negocios y generar más recursos.
Esto quiere decir, que tras la diversificación de las actividades que se incluyeron en su objeto, la empresa podría llegar a tener un mayor músculo financiero para dar soporte a los proyectos que están dentro de su misionalidad. Sin embargo, hasta hoy, y a pesar de lo reciente de la ampliación del objeto, no se observa un avance significativo en las capacidades de la EDRU. Un tema que preocupa y que será analizado a profundidad en los controles políticos programados por el Concejo Distrital.
Ahora bien, debo decir que, pese a los importantes avances en la construcción de un edificio de 20 pisos de altura de uso residencial, de una torre de parqueaderos de cuatro pisos y del búnker de la Fiscalía, el porcentaje de avance logrado hasta ahora no cumple en lo absoluto con las expectativas de desarrollo urbano del proyecto. Es más, esto deja en entredicho el accionar institucional para gestionar correctamente los instrumentos de planificación y gestión diseñados para lograr los objetivos esperados.
De ahí que en las casi 24 hectáreas que abarca el proyecto, no se observan avances representativos la consecución de los 29.300 m² de espacio público, o en los 386 mil m² de área de comercio y servicios, mucho menos en los 135 mil m² de equipamientos. Es increíble que casi once años después, la transformación urbana del sector pareciera haber traído más problemas que soluciones, y que el accionar de la EDRU se haya anquilosado en el argumento que la gestión predial ha minado el avance del proyecto.
La urgencia de la renovación urbana de la ciudad es una realidad apremiante, pero como caleño no puedo dejar de sentirme mal cuando otras ciudades del país han convertido su planificación territorial en un factor diferencial generador de bienestar territorial y desarrollo económico. Ya va siendo hora de que la EDRU lleve a buen puerto este proyecto, que, sin lugar a duda, va a cambiar la cara del centro de nuestra ciudad.