Cali, marzo 13 de 2025. Actualizado: miércoles, marzo 12, 2025 23:43
La reforma laboral y el bullying político
En la política colombiana, disentir se ha convertido en un acto de valentía. Quien no se alinea ciegamente con una orilla u otra es inmediatamente etiquetado, señalado y atacado. Con la Reforma Laboral, no ha sido la excepción. Desde que decidí radicar una ponencia alternativa para equilibrar la protección de derechos laborales con la sostenibilidad del empleo y la actividad productiva, los ataques no han parado. Pero quiero ser absolutamente clara: mi labor en el Congreso no es ni aplaudir ni contradecir ciegamente al Presidente de la República. Es analizar, debatir y mejorar las propuestas legislativas con criterio y responsabilidad.
Es preocupante que el debate público se esté convirtiendo en un espacio donde disentir se castiga con bullying político. Se busca silenciar a quienes proponemos alternativas, como si el ejercicio legislativo se redujera a un simple “sí” o “no”. Las ramas del poder son independientes, y en el Senado, nuestro deber es trabajar en soluciones reales para los colombianos. No en discursos populistas ni en proyectos que, con la excusa de defender derechos, terminen afectando el empleo formal y hundiendo a miles de empresas, especialmente a las micro, pequeñas y medianas, que son las que generan más del 80% del empleo formal en nuestro país.
Los rumores y acusaciones que intentan desdibujar mi trabajo son tan predecibles como infundados. Me acusan de haberme vendido al Gobierno, cuando con la Reforma Pensional también propuse una alternativa responsable que evitara riesgos financieros para el sistema. Otros dicen que me opongo al cambio, como si proponer mejoras fuera sinónimo de resistencia al progreso. Nada más alejado de la realidad. No me dejo amedrentar por amenazas ni presiones, vengan de donde vengan. Así como defendí una reforma pensional equilibrada, hoy defiendo una reforma laboral que garantice estabilidad para el país.
También quiero ser clara en que mi propuesta es sustancialmente diferente a la del Gobierno nacional al introducir 40 cambios fundamentales. Ajustamos disposiciones que generaban inseguridad jurídica, corregimos cargas excesivas que ponían en riesgo la competitividad y, sobre todo, garantizamos que los derechos de los trabajadores no sean una bandera de discursos, sino una realidad sostenible. Algunas de las propuestas incluyen la flexibilización de la jornada nocturna, la ampliación de la licencia de paternidad y la protección del debido proceso en la actividad sindical. No es un capricho, es legislar con responsabilidad.
La Reforma Laboral debe ser una oportunidad para fortalecer el empleo en Colombia, no para fracturar el país en bandos irreconciliables. No cederé ante presiones, ni permitiré que el debate se reduzca a ataques personales. Mi labor es construir, proponer y aportar. Y en eso, nadie me va a intimidar.