Cali, diciembre 28 de 2024. Actualizado: sábado, diciembre 28, 2024 01:11
¿Marchar o no marchar? Lecciones de 14F y 15F
El artículo 37 de nuestra Constitución estipula que “toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente. Sólo la ley podrá establecer de manera expresa los casos en los cuales se podrá limitar el ejercicio de este derecho”.
En ese sentido, tanto el gobierno, en cabeza del Presidente Gustavo Petro, así como la oposición (hoy sin una cabeza visible) están en todo el derecho a promover marchas pacíficas de protesta social o de apoyo al gobierno.
Así pues, la semana pasada vivimos las dos marchas, una convocada por el Presidente (14F) y otra por la oposición (15F), las cuales nos dejan al menos 4 lecciones.
La primera, es que la oposición pudo salir a marchar con todas las garantías brindadas por el gobierno. Esto marca un cambio concreto respecto al periodo anterior de gobierno, donde el presidente, los ministros y la bancada de partidos de “derecha” (Centro Democrático, Partido Conservador y Cambio Radical) eran críticos y opositores de las expresiones ciudadanas en las calles.
La segunda, tanto gobierno como oposición, más que a argumentos o motivaciones concretas, apelaron a las emociones de sus seguidores (odio, resentimiento, indignación y miedo) al convocar a marchar principalmente en contra o a favor, de una reforma a la salud de la cual solo se vino a conocer el texto el 13 de febrero en la tarde, cuando se radicó ante el Congreso.
Es decir, el día anterior de la marcha citada por el gobierno y un día antes de la marcha citada por la oposición.
Estoy más que seguro que el 90% de los marchantes de las dos jornadas no han leído las 291 páginas del proyecto de ley de reforma a la salud.
El problema de esta situación es que incentiva la fuerte polarización que el país viene viviendo desde la pasada campaña electoral.
Lo cual se manifestó, por ejemplo, en Cali con seguidores del presidente que violentaron a tres periodistas durante la marcha y en Medellín, con seguidores del uribismo que atacaron el monumento de la paloma de la paz.
La tercera, implica varias pregunta: ¿Realmente fueron marchas multitudinarias? Desde lo que pude observar en las calles de Cali y en los medios de comunicación a nivel nacional, las dos marchas distan mucho de las anteriormente convocadas por ambos bandos en términos de convocatoria ¿Vale la pena que un Presidente que tiene las mayorías en el Congreso apele a la calle para validar su(s) reforma(s)? ¿Vale la pena que una oposición que aún se está reconstruyendo y encontrando su voz propia, recurra a las marchas para validarse?
Finalmente, aunque fue históricamente simbólico que el presidente diera un discurso en el balcón de la Plaza de Armas, este fue un discurso donde escuchamos más al Petro activista, que al Presidente de los colombianos.
Él no puede perder de vista que ganó con un margen de diferencia respecto a Rodolfo muy bajo y que casi la misma cantidad de colombianos que lo eligieron, votaron también por la opción contraria.
De tal forma, fue apresurado por ambos lados convocar marchas que no hacen nada diferente a polarizar aún más nuestra sociedad.
Adicionalmente, se hace necesario que el Congreso reglamente ese artículo 37 de la Constitución para garantizar plenamente el derecho a la protesta.
Así, al igual que muchos, preferí no marchar y vivir esos dos días como cualquier otro día.