Momento de cohesión

Hugo E. Gamboa Cabrera

A veces es bueno regresar a ciertas reflexiones cuando la situación de un país preocupa, y mucho.

Entre esas reflexiones están las del sacerdote jesuita Alberto Múnera, quién como columnista se destacaba por abrirnos los ojos, por ponernos a pensar.

Entre sus escritos se destacó uno que tituló “en el país del enemigo malo”, con frases dolorosas y profundas, como estas:

“Mientras los colombianos vivimos entre el limbo y el infierno, mientras soñamos con el cielo, mientras esperamos la multiplicación de los panes y de los peces y dejamos de creer en la resurrección de los muertos, mientras protagonizamos las caídas en el camino del Calvario, mientras soportamos a Herodes con su olímpico desprecio por el pueblo y a Poncio Pilatos frente al aguamanil (o lavamanos), mientras suspiramos por una virgen, una sola, y la cantamos en el Himno, mientras asistimos cada día al despegue y aterrizaje del carro de fuego, mientras cambiamos a Jesús por Barrabás y lo dejamos libre para que Lagerkvist escriba sobre él alguna novela, mientras esperamos, ciegos, que nos crezca el cabello para derribar con Sansón las columnas del templo, mientras necesitamos el gobierno de los jueces sin que por parte alguna aparezca nuestro Samuel de circunstancias, mientras anunciamos : “Madre, he ahí a tu hijo”, y de inmediato le disparamos un tiro en la nuca”, ¿vale entonces decir que Dios está lejano y ausente en esta difícil coyuntura nacional? No, Dios está ahí, ayudándonos a sobreponernos al temor y a los asesinatos. No podemos perder la fe ni nuestras fortalezas.

Solo que, esa increíble proliferación de candidatos a la presidencia de Colombia, casi ochenta, si que preocupa de verdad, verdad. Somos una democracia y eso no tendría nada de raro ni de ilegal pero, ¿se justifica eso en las actuales circunstancias?.

Cuando hoy más que nunca, el país necesita un extraordinario ejemplo de unidad, de amor a la patria para recuperar lo perdido y buscar la manera de sacrificar honores y ambiciones que solo traerán derrotas innegables que no permitirán que Colombia recupere su dignidad e importancia.