Operación garfio

Hugo E. Gamboa Cabrera

En el fin del año 2024 salió el señor Gustavo Bolívar, director del Dapre (el de los auxilios asistencialistas populistas), mano derecha del presidente Petro y casi seguro candidato suyo a la presidencia de la República, en una entrevista radial defendiendo la forma errada como su amigo gobierna el país y, como siempre hacen, a decir que el presidente antecesor es el responsable de la crisis por la que atraviesa el pueblo colombiano y que el Congreso también tiene “mucho de culpa” por no aprobar la “ley de financiamiento” que pretendía recoger 12 billones más de pesos.

Algunos “altos” funcionarios del actual gobierno han tomado esto último como caballito de batalla para justificar su actitud antigestión que solo perjudica a los más vulnerables.

Si existe algo tan fundamental para un ser humano es la salud en general, incluidos los medicamentos pero, a este gobierno nacional eso no les preocupa.

El presidente sigue argumentando que años atrás los recursos financieros se los robaban, sin dar pistas al respecto.

Acaba de aumentar en un 5,36% la UPC basándose en el porcentaje de la inflación que no se compadece con la obligación de velar por el bienestar nacional, máxime cuando hizo hace poco un reajuste populista del 9,8% en el salario mínimo que causará, indudablemente, desempleo si se tiene en cuenta lo que vienen diciendo los empresarios que alegan ser víctimas de una venganza ideológica para asfixiarlos.

Ese problema de la salud afecta gravemente a la gente pobre, pues quién tiene modo económico están afiliados a medicina prepagada.

Dios quiera que no empecemos a ver a gente con enfermedades graves falleciendo por esa decisión gubernamental, lo que puede representar crímenes de lesa humanidad.

Ya la Procuraduría General llama al ministro de salud Guillermo Jaramillo, a quién responsabiliza por el mal funcionamiento de la salud y a la escasez de medicamentos formulados para tratar enfermedades de diversa índole.

Lo inexplicable es que Iván Duque gobernaba con presupuestos oscilantes entre 300 y 350 billones de pesos, mientras al actual presidente le aprobó el Congreso un presupuesto mayor a 500 billones.

La diferencia es abismal.

Ojalá el Twitter presidencial se corrija en muchas cosas.