Deporte popular

Rosa María Agudelo

María Isabel Urrutia, medallista olímpica vallecaucana, una deportista salida de los barrios llega al Ministerio del Deporte en un gobierno que desea cambiar la relación de los programas con los ciudadanos. Una oportunidad para hacer del deporte una herramienta de transformación social.

Cali es llamada capital deportiva de América y relacionamos ese apelativo con el número de eventos internacionales que realizamos. Un indicador que se queda en la “vanidoteca” de unos pocos sino se incluye como medidor de éxito el número de ciudadanos impactados. Acabamos de realizar en la ciudad el campeonato mundial de atletismo sub 20.

Desde lo deportivo, exitoso: 1500 atletas, 140 países, 2 récords mundiales y varios nacionales.

Desde lo económico también importante para el sector turístico y de logística. Desde su impacto social, un evento simple y desabrido, el Pascual estuvo prácticamente vacío.

A un escenario con capacidad para 40.000 personas ingresaban 4.500 a cada jornada, cifras de las taquillas.

Si bien había boletas gratuitas, la boletería salió a la venta a 33 mil pesos. 12 mil millones de pesos de recursos públicos se invirtieron en la organización, lo que seria equivalente a haber comprado 360 mil boletas o sea haber abarrotado el estadio en todas sus jornadas.

En una ciudad de 2,5 millones de habitantes significa el 15% de la población, una meta que no es descabellada.

El evento no lo disfrutaron más de 50 mil personas en sus 6 días, un 2% de los caleños. Así, un evento memorable para los deportistas, pero sin gloria para la ciudad. Igual colorario podemos hacer de justas como los Panamericanos Junior o el mundial de natación con aletas. ¡Qué contraste con el Petronio!