Solo queremos tranquilidad

Hace 4 años el presidente Duque terminaba de pavimentar la carretera para que Petro llegara expedito a la presidencia.

Al mismo tiempo el viejito de Bucaramanga, práctico pero atrabiliario, proponiendo bestialidad tras bestialidad fue dejando a la derecha tontilonga en manos del frágil y muy inculto Fico.

El gobierno de Duque era un gobierno malo. Había dejado crecer la reacción de la juventud para que la recogiera la izquierda.

Con torpezas como la reforma tributaria de Carrasquilla y el desgano presidencial, dejó que por inercia se prendiera la mecha.

Llegó lo que ahora llaman el estallido social y los despertadores de nochero que usa la burguesía elitista no sonaron.

Fue el país, empanicado, el que oyó las alarmas. La Primera Línea, desde Cali inicialmente, amenazó con tomarse el poder desde las barricadas.

Colombia se paralizó para presenciar como a Duque le quedaba grande la patria, la presidencia y la responsabilidad. Con torpeza no hemos querido juzgarle.

Y ni la izquierda ni la derecha han pretendido entender la experiencia para no repetirla. Ahora son Petro y sus áulicos quienes no aceptan sus equivocaciones y menos que las valoran aun cuando resulta evidente que le están pavimentando la carretera a la reacción.

La derecha, torpe congénitamente, no ha sido capaz de construir ni un camino de herradura para que avance un candidato de unidad que prometa sacarnos del atolladero.

Al final, por cualquier calle del medio, va a resultar un gallo tapado o veremos crecer absurdamente a uno de los 78 candidotes de pipiripao que se han precipitado a lanzarse.

A ninguno empero se les ha oído proponerle al país lo único que todos queremos: tranquilidad.

Tranquilidad para poder seguir viviendo en Colombia. Tranquilidad para poder seguir prendiendo la estufa de gas y poder hacer de comer.

Alguien debe ofrecerla y el electorado sabiamente escogerá a quien le garantice ese mensaje.

Es tranquilidad lo que pide Colombia. Solo tranquilidad.

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