Tejadita

No conocí a Hernando Tejada, pero también le llamo como sus familiares y amigos le decían: “Tejadita”. He visitado su obra, también el diminuto apartamento en el barrio El Peñón que quisimos adecuar como museo con todas sus pertenencias que están intactas, mas legalmente no era viable, me dijeron. No refuté porque no era prudente hacerlo, en ese momento.
Sus murales, donde hoy es la estación del transporte masivo (MIO), resumen la historia de Cali. Incluso amigos, cuando estábamos en el debate de la reinstalación de Belalcázar, de qué hacer para reflejar la llegada española a estas tierras con su crudeza, me dijeron que la respuesta ya estaba: Los dos murales de Tejadita.

Los visité, como cuando lo hice en la escuela primaria, donde una tarea era ir a conocerlos y hacer una descripción (agradezco a mi padre que me llevó y explicó cada detalle, que hoy valoro en forma superlativa. Inolvidables sus palabras viendo, las para mí extrañas figuras, en esos momentos, de los murales) y acertaron quienes me orientaron en ese sentido.

Los documentales sobre su vida y obra deben servir de consulta a estudiantes no solo de artes, también de escuelas, estar en bibliotecas, presentar a los turistas; de tal modo, que lo vean caminar por las calles de Cali y explicar el por qué el gato está en esa zona del oeste, que motivó la Cámara de Comercio de Cali.

Alejandro Valencia le acompañó en esa apuesta, que hoy es de los mejores atractivos que tiene Cali, a donde acuden en peregrinación a tocar el gato del río turistas y caleños, y aprovechan caminar ese bello sendero, donde están las gatas que le acompañan.

“Tejadita” sigue vivo en la memoria de los caleños y del arte en Colombia. Se cumplen veinticinco años de su fallecimiento, y sus obras palpitan, siguen haciéndonos sonreír con sus nombres: “Teresa la mujer mesa”, “Stephania la mujer telefonía”, como tantas otras que hay en varios sitios de la ciudad, entre ellos el Banco de la República, demostrándonos que Tejadita sigue tan campante como siempre.

Ñapa: Agueda Pizarro, la poetisa, directora del museo Rayo (Roldanillo), ha ingresado a la Academia Colombiana de la Lengua. Complace esa noticia en un momento tan árido y bochornoso por el que atraviesa el país.

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