Cali, diciembre 13 de 2025. Actualizado: sábado, diciembre 13, 2025 01:08

Rosa María Agudelo, Columnista

Un nobel por la democracia

Rosa María Agudelo

El Nobel de Paz a María Corina puso el foco del mundo sobre Venezuela. Por fin, el drama democrático del país cruzó la barrera de la indiferencia global.

Este galardón no solo honra su lucha; valida a millones que no se han rendido. Es de esperar que el premio genere mayor empatía internacional, sensibilice a nuevas audiencias y convierta el caso venezolano en una prioridad en las agendas globales.

Los Nobel se convierten en una figura moral, blindada por el reconocimiento internacional. Machado no es la excepción. En un país donde la persecución política es norma, el galardón la protege.

¿Presiona a Maduro? Tal vez no de inmediato. Pero complica su estrategia. Aísla su régimen, rompe la narrativa oficial y obliga a otros gobiernos a tomar posición.

Sumado a la presión estadounidense, podría inclinar la balanza. No es magia, es política con símbolos poderosos.

La lucha de Venezuela no empieza ni termina con el anuncio del Nobel. Pero el premio aviva la llama.

Fortaleció la moral de la sociedad civil. Dio sentido a la resistencia. Abrió posibilidades. Esa es su fuerza: no impone, pero inspira. No derroca, pero empuja.

Ojalá esta vez el mundo no mire hacia otro lado. Ahora, con su Nobel, María Corina permite que Venezuela sea vista con otros ojos.

Desde afuera, puede contar la historia y con eso hace mucho más que en la oposición interna. Puede convertirse en la piedra en el zapato que obligue a Maduro a dejar el poder.

Porque la paz, como bien lo dice este premio, empieza con libertad. Y María Corina, al recibirlo, nos recordó que Venezuela no se ha rendido.

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