¿Un país secuestrado?

Cuando el país ve o escucha a un ministro de Defensa ofreciendo recompensas cada que se presenta una masacre o secuestro masivo sin ordenar el movimiento inmediato de la fuerza pública para contraatacar todos esos hechos dolorosos que ocurren en esta adolorida patria, a todos, me refiero a quienes somos demócratas, nos duele muchísimo que no haya reacción militar que sería lo normal, a tanto desafuero contra el orden público que afecta enormemente a nuestro bello país.

Por eso duele el amarre y el desfase presupuestal provocado contra nuestras FF.AA. Eso ha tenido un propósito definido que Colombia sufre miserablemente.

Igualmente, han desfalcado el Tesoro Público en miles de millones de pesos en una supuesta reforma agraria en la que, según propaganda en medios de comunicación están entregando terrenos sin que eso se pueda confirmar públicamente.

Desmontaron “mi casa ya” dejando a muchos colombianos sin esperanza alguna. Desfalcaron la UNGRD en más de dos billones de pesos utilizando como conejillo de indias a una región tan pobre como la Guajira.

Han destrozado a Ecopetrol y el gas con el cuento de que hacen más daño que la cocaína. Desfalcaron el Icetex y los jóvenes, los que más votaron por Petro, en la olla.

Llenaron de incompetentes el alto gobierno manipulando los perfiles y funciones. El presupuesto de las ollas comunitarias desapareció. En la Nueva EPS se han perdido más de 16 billones de pesos y devolvieron la EPS Sánitas con más déficit y con más problemas de logística.

Ni hablar del ministerio de la igualdad, donde se han perdido más de 400 mil millones de pesos y que solo ha servido para pervertir el orden jurídico y presupuestal del sector público.

Y ni hablar de los más de 200 mil millones de los impuestos de los colombianos despilfarrados en bodegas e influencers para atacar opositores y mentir sobre el funcionamiento normal del gobierno nacional.

Ni toquemos la intervención descarada en política empezando por el mandatario nacional
En fin, manes de la política ideológica que indudablemente nos deja un terrible sinsabor, preocupación y mal olor.

Si se respeta la democracia y logramos tener un nuevo gobierno, totalmente distinto al de hoy, dura será la gestión para recuperar a Colombia del desgreño y desorden general que lamentablemente se encontrarán en los anaqueles de la República.

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