Un trabajo hecho desde el corazón

En noviembre del 2020 asumí la presidencia de La U con el firme propósito de consolidar esta colectividad que fue fundada sobre las bases de fortalecer las instituciones, superar la injusticia social y consolidar el estado social de derecho.

Debo confesar que fue una apuesta que representó para mí un gran desafío, porque ocurrió en medio de la Pandemia que generó en el país y en el mundo grandes retrocesos sociales y económicos de los cuales aún nos estamos recuperando. A esto se sumó el estallido social, reflejo del descontento de una Colombia que se sentía olvidada por el Estado, así como un nuevo panorama político expresado por el pueblo en las urnas, con la esperanza de generar las transformaciones sociales, políticas y ambientales que el país necesitaba.

Precisamente, al comprender esa realidad y el anhelo de cambio de la gente, impulsé un proceso de transformación de nuestra colectividad. Para ello recorrimos las regiones del país bajo la premisa ‘Escuchar para Cambiar’ y ‘Escuchar para actuar’, una experiencia que nos permitió reconectamos con la gente, dialogar con ella y construir en consenso soluciones para ganarle la batalla al desempleo, a la informalidad, a la desigualdad y de este modo, avanzar juntos por el camino de la paz y la reconciliación.

Fue así que transformamos nuestros estatutos para convertirnos en un Partido de Centro, convencidos de que más allá de las ideologías de izquierda o derecha, la gente y la búsqueda de soluciones a sus problemáticas más sentidas, debían ser el corazón de nuestras propuestas.

Además, promovimos los nuevos liderazgos y la inclusión, a través de ‘Líderes para Confiar’, el programa por medio del cual dimos el aval y capacitamos a líderes de las comunidades afro, Lgbtiq+, indígenas, personas en situación de discapacidad, jóvenes, emprendedores, campesinos, entre otros, para que fueran protagonistas en la construcción de iniciativas para el bienestar en sus territorios. También, fortalecimos el centro de pensamiento e implementamos la Escuela de Liderazgo y Formación Política, que benefició no sólo a miembros de nuestro partido, sino también a la comunidad en general, incluyendo a los jóvenes que aspiraron a los Consejos Municipales de Juventud.

En un hecho sin precedentes fortalecimos la participación política de la mujer en nuestra colectividad, modificando los estatutos internos y creando herramientas como la Coordinación de Mujeres; implementamos el ‘Protocolo para la prevención de la violencia política contra las mujeres’, con la Misión de Observación Electoral y creamos el ‘Protocolo de prevención de la violencia sexual en el ámbito laboral’, al interior del partido. También con apoyo de entidades cooperantes formamos a más de 300 lideresas y candidatas.

Debo reconocer la labor de nuestros Representantes y Senadores, quienes, con una férrea disciplina, determinación y entrega, presentaron iniciativas en el Congreso de la República para mejorar la calidad de vida de madres cuidadoras; incentivar la creación de empleos para las mujeres en el sector de la infraestructura; mitigar la violencia contra la mujer en términos de acceso a la ruta de atención, y propusimos disposiciones legales para los deudores morosos en el tema de alimentos. A esto se suman importantes proyectos de ley en temas de salud, emprendimiento, inclusión, educación, empleo, medio ambiente y bienestar social, entre otros, los cuales han avanzado en sus diversos debates con el firme propósito de mejorar las condiciones de vida de los colombianos. Y en esta nueva legislatura también presentaremos nueve proyectos.

Si bien, frente al nuevo Gobierno Nacional, nos declaramos partido de Gobierno, quiero resaltar el importante papel que La U ha jugado en el Congreso. Con la convicción de defender los intereses de la gente en las regiones que es nuestra razón de ser, y aportar a la construcción de una sociedad más justa y equitativa, hicimos escuchar nuestra voz en debates de gran relevancia como la Reforma Tributaria, la reforma a la salud y la pensional, entre otras, convencidos de que sólo tendiendo puentes de diálogo y concertando sin renunciar a nuestros principios, podemos avanzar hacia lo fundamental: construir la Colombia que soñamos.

Este ha sido también un periodo de grandes aprendizajes para mí y para nuestra colectividad. Por ejemplo, que las personas y las instituciones necesitan estar en evolución constante y tener capacidad para adaptarse al cambio. Que frente al disenso debemos actuar firmes, pero con respeto. Que la unión es el arma que nos permite enfrentar las crisis y que es a través del diálogo y el consenso como podemos convertirnos en arquitectos de nuestro futuro.

Mi invitación es a no desfallecer en este proceso de crecimiento y consolidación de La U. Que sigamos fortaleciendo los liderazgos regionales y que, de cara a los comicios electorales de octubre próximo, sigamos construyendo una agenda social por Colombia.

Me queda la satisfacción de haber logrado posicionar a La U como una fuerza política que plantea debates, formula proyectos de ley, impulsa líderes regionales y que innova en la forma de hacer las cosas. A todo el equipo humano que conforma nuestra colectividad le agradezco su compromiso y entrega con esta causa. Se trata de un trabajo realizado desde lo más profundo de mi corazón, motivado por mi vocación de servicio y mi convicción de que sí logramos trabajar unidos podemos hacer de nuestro país ese lugar donde se haga realidad los sueños y anhelos de los colombianos, en el que se proyecte todo lo bueno que tenemos como nación.

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