Cali, diciembre 7 de 2025. Actualizado: sábado, diciembre 6, 2025 00:04
Violencias contra las mujeres
En 10 días (el 25 de este mes) estaremos conmemorando el día de la No-violencia contra las mujeres y por extensión este mes lo dedicamos las mujeres a reflexionar sobre ellas y a denunciarlas.
Erradicar las violencias sexuales y domésticas va mucho más allá de explicitarlas, denunciarlas y aún castigarlas con cárcel.
Encontrar sus mecanismos y luchar para desaparecerlos nos exige desentrañar el corazón mismo del sistema patriarcal que las produce y las alberga.
En estos momentos en el mundo occidental y en concreto en Colombia padecemos una auténtica epidemia de violencias contra las mujeres y de feminicidios… y esto no se debe a simples causalidades: hay algo en nuestras raíces éticas y sociales que las dispara.
A ese “algo” hay que apuntar porque en él encuentran su matriz. Necesitamos un cambio cultural profundo que permita que la vida de todos y especialmente la vida de las mujeres pueda circular por carriles de paz y de tranquilidad.
Las violencias deben desaparecer para que desaparezcan el miedo y el temor a recorrer libremente nuestras ciudades…
Rita Segato, en su libro La guerra contra las mujeres explica cómo su indagación entre los presidiarios condenados por violencias sexuales la lleva a la conclusión de que estos perpetradores no son “monstruos sociales o enfermos”, sino individuos del común que en general se creen con derechos o causas justificables para sus crímenes.
La pregunta que surge es: ¿Por qué los asesinos y agresores creen justificables sus violencias? ¿Por qué éstas se incrustan en el corazón mismo de familias, vecindades, ciudades y países?
Hay que hacernos conscientes de que el sistema patriarcal que nos domina y habita nuestros imaginarios, es el que no sólo permite sino que alimenta estas violencias.
Las igualdades de género que tendrían que ser naturales en una democracia sólo llegan a darse como consecuencia de años y años de luchas femeninas y feministas para conseguirlas.
La cultura patriarcal naturaliza la desigualdad entre varones y mujeres, naturaliza la subordinación de la mujer al varón, sea este “patriarca” bueno a déspota machista… y esta subordinación legitima violencias, atropellos, asesinatos.
Si la mujer es inferior al hombre, si le está subordinada en todos los órdenes: el económico, el político y social, el religioso… el varón tiene aunque remotamente “derechos sobre ella” … y esos derechos pueden no encontrar límites.
En este núcleo surge el corazón de las violencias domésticas y sexuales. Es necesario en este mes y todos los días del año denunciar la cultura patriarcal en la que se enraízan estas violencias.
Sólo desde una cultura alternativa: cultura de la igualdad de género radical, de los pactos entre mujeres y la sororidad, de la plena acogida al otro-otra, del respeto profundo al próximo y al lejano, es posible caminar hacia una sociedad sin agresiones, sin odios, sin violencias. A una sociedad en la que el varón y la mujer caminen juntos en igual dignidad.
Es necesario que la lucha contra la violencia contra la mujer trascienda sus propios límites, trascienda inclusive el ámbito jurídico y se abra a un horizonte de superación de la cultura y los imaginarios patriarcales que sustentan esta violencia.
Invito a los amigos varones a que se sumen a esta lucha. Invito a las mujeres a tolerancia cero en estos terrenos.
