Cali, mayo 9 de 2025. Actualizado: viernes, mayo 9, 2025 16:10

Yo apoyo a la Policía Nacional

Yo apoyo a la Policía Nacional

Luis Felipe Barrera

Se ha vuelto un deporte nacional derrumbar en redes sociales la confianza, la legitimidad y la credibilidad de las instituciones, normas y tradiciones que mantienen en pie a esta nación. Lo sucedido con el abogado Javier Ordoñez es supremamente grave, merece una investigación a fondo y una sanción ejemplar para los responsables. Pero el vandalismo, la violencia y el caos desatados en las últimas horas en la capital del país y en otras ciudades, no tiene ninguna justificación.

La Policía de todos los colombianos es una institución grande, valiosa y esencial para la vigencia del orden democrático y la protección de los ciudadanos. A lo largo de la historia ha enfrentado con valor a diferentes enemigos de la sociedad como las guerrillas, los carteles del narcotráfico, los grupos paramilitares, las organizaciones terroristas y a todo tipo de delincuencia que quebranta la ley. Día y noche, tras arduos turnos de trabajo y en ocasiones lejos de sus familias, la vocación de servicio de nuestros policías los lleva a exponer sus vidas para que todos estemos a salvo. Pocos trabajos exigen tal grado de compromiso, lealtad y sacrificio hacia los demás.

Reitero, cada caso de abuso policial debe ser sancionado con todo el rigor. Quien porta un uniforme de policía o soldado se debe al ciudadano y tiene que tener un comportamiento ético superior. Sin embargo, generalizar y pretender desautorizar todo procedimiento policial y condenar de tajo a un cuerpo de policía de más de 150 mil uniformados, es una actitud necia y profundamente peligrosa. La institución realiza más de 30 millones de procedimientos al año. Entre más fuerza toma ese discurso deslegitimador y antisistema, que busca reformarlo todo y remover cada ladrillo del edificio social, más cerca estamos del abismo, el desorden y la anarquía.

Poco se habla de los uniformados heridos en procedimientos policiales ante la generalizada falta de respeto a la autoridad y la ausencia de una cultura de la legalidad. Solo hasta inicios de agosto, 5 policías fueron asesinados y más de 1.700 uniformados resultaron heridos o lesionados en el cumplimiento de sus funciones. Es decir, cada día 8 policías fueron agredidos. Detrás de cada uniformado hay familias, amigos y un proyecto de vida que han consagrado para conservar la seguridad, la convivencia y la pervivencia del orden social.

Hasta el jueves, el vandalismo sistemático había dejado 194 policías lesionados, 10 civiles muertos y 209 civiles lesionados. Las nefastas consecuencias de apelar a la violencia para tramitar la indignación. Nuestros policías resisten la ingratitud, el odio y la violencia en varios frentes. Con abnegación soportan que los apedreen, escupan, pateen y los estigmaticen cuando están cumpliendo con su deber y evitando que los radicales destruyan nuestras ciudades. Desde varios sectores se está promoviendo el vandalismo, incitando al odio y a incendiar las calles. Esto debe cesar. El malestar ciudadano debe ser escuchado pero su expresión no puede degradarse, tiene que apelar a repertorios de movilización más creativos y pacíficos. Defendamos las instituciones de los agitadores y pirómanos que quieren verlas arder. No hay margen para la indiferencia o el adormecimiento. Cerremos filas alrededor de los hombres y mujeres de nuestra fuerza pública que en estos momentos le están poniendo el pecho a las llamas, evitando con su trabajo que el país pierda el rumbo y capitule ante la embestida de los violentos.

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viernes 11 de septiembre, 2020
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