Cali, junio 7 de 2025. Actualizado: viernes, junio 6, 2025 23:28
Desde la sala de redacción, 35 años de periodismo
Empresas que construyen país: liderazgos que sí hacen la diferencia
Por: Rosa María Agudelo – Directora Diario Occidente
Más allá de las marcas, hay empresarios que desde lo local transforman vidas, crean empleo y sostienen el tejido social.
Esta es una mirada a su impacto real, sus desafíos y lo que necesitan para seguir creciendo.
En Diario Occidente tenemos una sección llamada Empresario, una de las que más disfruto, en la que contamos sus historias y destacamos su aporte más allá de la producción de bienes o servicios.
Desde ahí, he podido ver de cerca cómo asumen su papel con una mezcla de pasión, resiliencia y un profundo compromiso con la sociedad.
Por eso me cuesta entender cómo no vemos a estos empresarios como lo que realmente son: ciudadanos comprometidos que impulsan el desarrollo económico y social del país. Líderes que, en silencio, transforman la sociedad.
Percepción social: ¿valorados o estigmatizados?
Para la realización de este reportaje, llevé a cabo una encuesta virtual a 30 empresarios de distintos tamaños.
Una de las respuestas que más me impactó fue a la pregunta sobre si sienten que la sociedad valora a las empresas: el 33,3% considera que existe una percepción negativa, el 63,3% cree que sí hay reconocimiento con desconfianza, y solo una persona siente que las empresas son plenamente valoradas.
Al profundizar en las causas de esta percepción, las respuestas apuntan en varias direcciones: el discurso político hostil hacia las empresas, especialmente desde sectores de izquierda y el actual Gobierno; el desconocimiento generalizado de que más del 90% de las empresas en Colombia son MiPymes y no grandes conglomerados; y la falta de una narrativa empresarial que comunique el impacto positivo más allá de los productos, servicios y empleos que se generan.
También se mencionan la informalidad, la falta de educación financiera y una cultura tributaria aún frágil.
Todos estos factores alimentan un círculo vicioso: empresas invisibles y empresarios estigmatizados
El peso real del sector privado
Según datos del BBVA Research (2023), en Colombia existen cerca de 1,7 millones de empresas formales, de las cuales el 99,5% son MiPymes.
Estas generan el 79% del empleo formal del país y contribuyen con alrededor del 40% del PIB nacional.
Son ellas, más que los grandes conglomerados, las que sostienen la economía colombiana desde lo local.
En el Valle del Cauca, tercer motor económico del país, el aporte empresarial representa casi el 10% del PIB nacional. No es casualidad que las regiones con mayor actividad empresarial —Bogotá, Antioquia y Valle— concentren también los mejores indicadores de empleo y menor pobreza.
En consecuencia, cabe preguntarse, ¿es posible una sociedad sin empresas? Difícilmente. La empresa es un articulador de oportunidades, innovación, inversión social y desarrollo.
Las cifras lo confirman, también las historias. Detrás de cada negocio formal hay empleos, formación, redes de apoyo, impuestos que sostienen lo público y proyectos que generan futuro.
Pensar una sociedad sin empresas es imaginar un país sin base productiva ni escalera social.
Liderazgo con propósito social
“El empresario debe liderar, debe proponer, debe hacer parte de la transformación social”, afirma Pedro Carvajal, convencido de que el sector privado tiene una responsabilidad activa en el desarrollo nacional.
Varios empresarios coinciden en que el crecimiento económico solo cobra verdadero sentido cuando se traduce en oportunidades reales para las personas.
Jesús Mejía, gerente de Calzatodo, lo expresa con claridad: “Cumplir la ley, contratar bien, pagar bien, dar condiciones de equidad… eso no es un favor, es una obligación moral”.
Inclusión y entornos más humanos
Esa visión ética del liderazgo empresarial se amplía con un compromiso más profundo por la inclusión.
Para Keis Stapel, gerente de Yoffice, ese es el verdadero desafío: “Construir un país que funcione para todos, no solo para unos pocos, incluyendo poblaciones diversas y marginadas que deben tener cabida en el desarrollo empresarial”.
Juan Ramón Guzmán, presidente de Bivien, lo refuerza: “El empresario tiene la posibilidad de cambiar entornos, de conectar esfuerzos, de hacer más por la gente”.
Cambiar entornos y conectar esfuerzos no es solo una posibilidad técnica. Es, sobre todo, una misión profundamente humana.
Movilidad social y desarrollo sostenible
Cuando el sector privado asume ese papel, se convierte en motor de movilidad social. No se trata solo de generar empleo, sino de abrir caminos para que las personas transformen sus condiciones de vida, accedan a educación, mejoren sus ingresos y eleven sus aspiraciones.
Desde esta visión, María del Mar Palau, directora ejecutiva de la Cámara de Comercio de Cali, sostiene que el empresariado debe contribuir a cerrar brechas, generar oportunidades reales y aportar al desarrollo integral del país.
En esa línea, Gerardo Silva, presidente del Banco de Occidente, afirma: “El empresariado desempeña un papel esencial en la transformación social y económica de Colombia. Más allá de generar empleo y crecimiento, en el Banco de Occidente creemos que las empresas deben comprometerse activamente con el desarrollo sostenible, la inclusión y la equidad”.
Para lograrlo —agrega— es clave invertir en educación, impulsar modelos de negocio sostenibles e incluyentes, y actuar con ética y transparencia para consolidar la confianza. “Un país más próspero se construye cuando las empresas generan un impacto positivo en sus comunidades y fortalecen el tejido productivo”, concluye.
Poder con humildad
A muchos de estos empresarios no los conocí en grandes foros ni en eventos de gala. Los encontré en barrios populares, en encuentros comunitarios, en proyectos sociales donde el poder no se exhibe, se ejerce con humildad.
Son presidentes, gerentes, líderes de empresas reconocidas en la región, pero, ante todo, son personas que han decidido poner su conocimiento y estructura al servicio del desarrollo.
Son líderes que entienden que la empresa no se mide solo en cifras, sino en la huella que deja en las vidas que toca.
Ecosistema de impacto: fundaciones y alianzas
En esta labor, las fundaciones empresariales han sido actores fundamentales. En el Valle del Cauca existen más de 140 fundaciones activas que trabajan en educación, cultura, salud, medioambiente y desarrollo económico.
Algunas, como la Fundación Carvajal —creada en 1961—, tienen más de seis décadas dedicadas a mejorar la calidad de vida de las comunidades más vulnerables.
Un ejemplo potente es Compromiso Valle. En esta alianza participan cerca de 730 empresas y organizaciones. Hasta la fecha, ha movilizado recursos por 118.000 millones de pesos, generado 3.800 empleos y beneficiado a más de 100.000 personas.
Tiene presencia en ocho municipios: Cali, Buenaventura, Palmira, Yumbo, Buga, Jamundí, Candelaria y Tuluá. “Aquí logramos sentarnos todos. Y cuando eso pasa, se ven resultados” Afirma María Isabel Ulloa, directora de ProPacífico.
Relación con el Gobierno: una tensión latente
Según la encuesta, el 70% de los empresarios considera que la relación con el Gobierno es mala y el 30% la considera regular.
Ninguno la definió como buena. El 97% cree que sus medidas no favorecen el crecimiento empresarial, y el 68% afirma que los ha afectado directamente.
“Hay exceso de burocracia y una narrativa que nos pone siempre a la defensiva”, afirma uno de los encuestados.
Las tensiones institucionales generan incertidumbre y dificultan la articulación de esfuerzos conjuntos con el sector público.
A la pregunta sobre cómo debería ser esa relación, la mayoría habló de confianza, reglas claras, articulación sin clientelismo y respeto mutuo.
Piden una narrativa pública menos estigmatizante y más cercana a lo que realmente hacen: construir desde lo privado.
¿Qué necesitan las empresas para seguir aportando?
Los empresarios lo tienen claro. Las empresas necesitan estabilidad jurídica, seguridad institucional y confianza.
También requieren incentivos para innovar, apoyo en formación de talento, y reconocimiento público de su papel.
Demandan menos trabas burocráticas, un marco tributario razonable y políticas públicas que fomenten la formalización. Piden, además, que se visibilice su contribución más allá de los estigmas.
La empresa es un proyecto de vida
Hablamos de empresas y empresarios como si detrás no hubiese personas. Las empresas son el reflejo del esfuerzo, la disciplina y la terquedad de miles de colombianos que han apostado su capital, su tiempo y hasta su tranquilidad para construirlas. Son proyectos de vida.
La encuesta también revela esa dimensión humana: el 37% de los encuestados lidera empresas con menos de 10 empleados; el 33% está al frente de compañías con entre 21 y 50 trabajadores; y el 3% dirige empresas con más de 50. Estos datos confirman que la mayoría de las empresas en Colombia son micro y pequeñas.
El 40% de esas empresas lleva más de 25 años en funcionamiento. El 15% tiene menos de 5 años. Son cifras que hablan de perseverancia.
De negocios construidos a pulso, en medio de crisis, reformas y discursos contrarios. Por eso cuesta entender por qué no vemos a los empresarios como líderes que construyen país desde abajo.
El país que soñamos no se construye desde el poder ni desde los discursos. También se teje, día a día, en los talleres, oficinas y barrios donde empresarios y emprendedores apuestan por algo más grande que ellos mismos.
Empresas que nacen del esfuerzo, que resisten crisis, que generan empleo y transforman vidas.
Porque donde hay una empresa comprometida, hay esperanza. Y donde hay esperanza, hay futuro.
Desde la sala de redacción: 35 años de periodismo
Este proyecto es una mirada al pasado, al presente y al futuro de Colombia a través de la experiencia periodística. A través de estas crónicas, busco no solo recordar, sino entender las lecciones que el tiempo nos ha dejado.
Porque el periodismo no es solo contar la historia, sino cuestionarla y, en ocasiones, desafiarla.