Cali, septiembre 4 de 2025. Actualizado: jueves, septiembre 4, 2025 21:10
Desde la sala de redacción, 35 años de periodismo
Cali a pie: relatos de quienes la construyen cada día
Por: Rosa María Agudelo – Directora Diario Occidente
En mis inicios en Notipacífico me asignaron la fuente de barrios. No era la más codiciada: no había chivas ni grandes escándalos.
A menudo, las notas se caían por falta de tiempo. Pero a mí me encantaba.
Ir a las ollas comunitarias, a las jornadas de limpieza o a los albergues improvisados de animales era una forma de conocer a personas profundamente generosas.
Personas que, aun en medio de la precariedad, daban lo mejor de sí.
La Toma de las Comunas, un programa que impulsamos desde el Noticiero del Pacífico y el Diario Occidente, fue otra oportunidad para recorrer la ciudad y contar las historias de sus líderes. Durante cuatro años, cada 15 días, visitábamos una comuna distinta.
En el día caminábamos los barrios conversando con sus líderes y habitantes; en la noche, disfrutábamos de muestras culturales locales.
Por un tiempo dejé de salir a los barrios, aunque nunca dejé de hablar con la gente. El estallido social me llevó de nuevo a la calle.
Para hacer este relato, me imagino un recorrido simbólico por esos sitios que alguna vez visité, guiada por líderes emblemáticos de cada sector. Líderes que construyen ciudad y que, a lo largo de estos 35 años, me han permitido ver a Cali con otros ojos.
La mirada de esos líderes silenciosos que sin estridencias hacen que la ciudad funcione. ¿Cómo haría ese recorrido? Sin duda, a pie, poniéndome en los zapatos de otros. Este viaje no sigue rutas oficiales, sino la del compromiso y la esperanza
Desde el Jarillón: donde Cali cultiva
Comenzaré en el Jarillón del río Cauca, uno de los lugares más importantes para Cali porque protege a la ciudad de las crecientes. Lo que pocos saben es que, a lo largo de casi dos kilómetros, florecen allí huertas comunitarias que dan vida y sentido al territorio.
Gracias a la Fundación Carvajal conocí a Jhon Alexander Rodríguez, habitante de la Comuna 21. Con entusiasmo me contó cómo muchos vecinos, desplazados y antiguos campesinos han encontrado en estas huertas un vínculo profundo con sus raíces. “Aquí se sienten como en sus parcelas“, me dijo mientras caminábamos entre surcos y cultivos, bajo el sol tibio de la tarde.
Pero su vocación urbana va más allá del surco. Jhon Alexander es parte activa de la Fundación Huellas Ambientales, una organización que dignifica la labor del reciclador y promueve una cultura del reciclaje con sentido social y ambiental.
A través de su trabajo impulsa el manejo responsable de los residuos, tejiendo puentes entre sostenibilidad, inclusión y educación. Cree, con razón, que cuidar el planeta también es una forma de cuidar la ciudad y a quienes la habitan.
No puedo irme de la Comuna 21 sin hablar de Célimo Sinisterra. Su nombre está ligado a Noti21, un medio comunitario que fundó con una cámara prestada, una voz clara y una convicción inquebrantable: que la información también transforma.
Célimo entendió que contar lo que pasa en el barrio no es solo un acto periodístico, sino una forma de resistencia y organización. Hoy, Noti21 es una escuela de ciudadanía, una red de apoyo.
El Este que aprende, canta y transforma
Desde allí, sigo hacia la Comuna 13. Me espera Jeison Aristizábal, fundador de la Universidad Asodisvalle. A pesar de sus propias limitaciones físicas, creó una institución educativa única en el país.
Su trabajo, orientado a brindar atención integral a niños y jóvenes con discapacidad, es una prueba de que la voluntad y el amor transforman vidas. Jeison, nombrado Héroe CNN en 2016, es el tipo de líder que no necesita levantar la voz para dejar huella.
Muy cerca está el renovado Bulevar del Oriente. Años atrás, visité muchas veces el canal Cauquita para hacer notas sobre sus desbordamientos y malos olores. Volver ahora y encontrar un parque lineal lleno de árboles, senderos y vida, es esperanzador.
Allí me gustaría encontrarme con Andrew Silva. Él lo llamaría el “Bulevar del Este“. No es una corrección geográfica, es una declaración de dignidad.
En una ciudad donde el oeste ha sido símbolo de privilegio, nombrar este espacio como “Este” es resignificarlo.
Andrew lidera la Fundación Ser Para Ser que trabaja con niños y adolescentes. A través del arte, la educación emocional y la formación integral los apoya en la construcción de sus proyectos de vida.
En este lugar, antes marcado por el abandono, florece la posibilidad de un futuro más consciente y comprometido.
Donde Cali habla: nuevas ciudadanías en movimiento
Sigo en el “Este”, en compañía de amigos que también creen en la transformación desde abajo. Yojan Gómez lidera la Fundación Cali Habla con Impacto, presente en varias comunas.
Desde puntos estratégicos, impulsa procesos comunitarios a través de la cultura, el deporte, la seguridad alimentaria y el emprendimiento. Donde muchos ven carencias, él ve oportunidades.
En la misma comuna, me detengo a conversar con Lina Tatiana Bedoya Villa. Su historia tiene la fuerza del renacimiento. Habla con serenidad, pero en su voz se escuchan muchas batallas.
No lidera desde la teoría, sino desde la vivencia. Con ella entendí que la esperanza no es ingenua: es una decisión diaria. Su coraje y ternura son una luz para los jóvenes de su entorno.
Justo allí también está Jhon Eyder Viafara Quiñones, cuya presencia confirma que la vida, incluso en contextos difíciles, se defiende con dignidad.
Desde la Fundación Bochiche acompaña a las juventudes, crea espacios culturales y promueve la reconciliación. Su liderazgo se forja en la calle, en los abrazos que llegan a tiempo. Bochiche nació en medio del dolor y hoy siembra cultura, escucha y paz desde el territorio.
Donde el arte levanta la voz: juventud que transforma con ritmo
Más al sur, llego a la Comuna 15. Allí me encuentro con William David Angulo. Bajo la sombra de unos árboles espectaculares, un grupo de jóvenes improvisa versos sobre una tabla de madera.
William los observa con atención. Él fundó “Rompiendo Fronteras x la Paz“, un colectivo que usa el rap como herramienta para desarmar los corazones. “El micrófono no es un arma, es una herramienta“, me dice con firmeza.
Sigo hacia la Comuna 16, donde Cristian Botina lidera la Asociación Vida, Esfuerzo y Cambio. Su proyecto es una apuesta cotidiana por la transformación desde lo humano.
Cristian sueña con una Cali más empática, más respetuosa, más cívica. Y trabaja cada día para lograrlo. Cree en el poder del buen trato, en la necesidad de recuperar la convivencia como base para una ciudad posible.
Su liderazgo no necesita alardes: está en los gestos, en los talleres, en la forma en que mira y escucha.
Caminar esa comuna junto a Graciela Trochez es otra lección. Ella es presidenta de la Junta de Acción Comunal del barrio Mojica. Ha liderado procesos por la seguridad, la convivencia y la participación de las mujeres.
Cree firmemente en el ejemplo, en la fuerza del cuidado y en abrir espacios donde antes reinaba el miedo. Su voz inspira confianza; su acción deja huella.
Cuando el confort no adormece, sino impulsa a actuar
Muy cerca, en la Comuna 17, me esperan otros dos líderes. Carolina Ordóñez Cedeño, edil de la comuna, transita con naturalidad entre lo institucional y lo comunitario.
Ha promovido la recuperación de espacios públicos, la seguridad barrial y los emprendimientos liderados por mujeres. Su sello es la escucha. Su convicción: la transformación no se impone, se construye paso a paso, con la gente.
A su lado, Antony Parra, con solo 21 años, ya impulsa procesos desde el colectivo Juventud Activa. Cree, y con razón, que los jóvenes deben ser protagonistas, no espectadores.
Organiza actividades culturales, deportivas y espacios de diálogo en sectores donde antes había silencio y miedo. Su energía es contagiosa. Su liderazgo, firme y cercano, va a pie, escucha y propone.
Desde allí sigo hacia la Comuna 22, donde a veces cuesta imaginar liderazgos comunitarios. Sin embargo, allí florecen procesos discretos pero potentes. Como el de Edwin Arce Córdoba, abogado que decidió convertir su profesión en una herramienta al servicio del territorio.
Trabaja con colegios, iglesias y comunidades en la formación de jóvenes, derechos humanos y liderazgo social. Cree en el poder del ejemplo y en la importancia de estar presente.
En la ladera: donde el dialogo se vuelve esperanza
Mi siguiente parada es en la Comuna 18, en uno de los ejemplos más alentadores de colaboración entre sectores distintos. Líderes sociales y el Club Campestre de Cali tejieron una alianza que hoy se concreta en espacios como el Centro de Desarrollo Infantil, donde se desarrollan programas para la niñez del sector.
Allí también encuentro a Carolina Caicedo y sus Reporteritos al Derecho: niñas y niños que entrevistan líderes, cuentan historias y usan el periodismo como herramienta de ciudadanía. Con Carolina, la palabra se convierte en juego, crónica y conciencia desde la infancia.
Siloé: memoria, tapitas y futuro
Subo por la ladera hacia Siloé. Allí me encuentro con Ximena Cangrejo, quien me guía por la Ruta Isabel Pérez. Más que un sendero turístico, es un camino de memoria y resistencia.
Ximena ha impulsado desde jornadas de salud hasta actividades culturales. Conoce cada calle y cada historia. Ha construido confianza con instituciones y recuperado espacios públicos. A su lado, la ladera es más que historia: es futuro posible.
Muy cerca está el mural de tapitas, en la escuela La Celanese, en el barrio Belén. Una obra vibrante hecha con miles de tapas recicladas, símbolo de transformación colectiva liderado por la Fundación Carvajal.
Allí me espera Andrés López, líder comunitario que luchó por recuperar esa escuela abandonada. Hoy sueña con un gran parque que frene la urbanización descontrolada. Su liderazgo es firme y cercano. Belén, gracias a él y a su gente, se resignifica cada día.
En la Comuna 20 todavía quedan rutas por recorrer. Desde La Estrella se ve Cali con otros ojos. Allí está Romario Valencia, un joven que apostó por la palabra como herramienta de transformación.
Desde la comunicación comunitaria lidera espacios de expresión y participación juvenil. Siloé, dice Romario, “no es como la pintan, sino como la pintamos“. Y tiene razón.
Terrón y Santa Rita: puentes entre mundos opuestos
Ya en el oeste, o en el occidente —como bromea Andrew Silva— el punto de encuentro es La Tertulia. Allí está Natalia Gaviria, junto con el equipo de la Fundación IPO, Iniciativas de Paz del Oeste. O del Occidente. Más allá del nombre, lo cierto es que han logrado algo valioso: tender puentes entre territorios históricamente divididos.
IPO nació durante el estallido social, cuando un grupo de vecinos decidió pasar de la espera a la acción. Hoy promueve liderazgo juvenil, convivencia y cultura de paz entre barrios como Terrón Colorado y Santa Rita. No son solo proyectos: son puentes que cruzan desigualdades.
En el centro, late el corazón de la ciudad
Ya casi cierro mi caminata. Estoy en el centro de Cali, cerca del Diario Occidente, en el barrio Santa Rosa. Allí es ineludible hablar del padre José González, quien lleva 27 años acompañando a quienes viven en la calle.
Desde la fundación Samaritanos de la Calle construyó un modelo de atención integral que no solo ofrece techo o comida, sino dignidad. De él me impresiona su serenidad y su convicción: todos merecen una segunda oportunidad. ¿Qué sentido tiene construir ciudad si no pensamos en sus ciudadanos más vulnerables?
El norte florece: activismo y territorio verde
Antes de terminar, paso por el norte. En la Flora me espera Adriana Reyes Aparicio. Su activismo ambiental ha recuperado espacios como el bosque urbano Senderos de La Flora y el Parque Ambiental Bataclán.
Lo que antes eran lotes olvidados, hoy son pulmones vivos y aulas al aire libre. Ella logra que la comunidad se apropie del entorno con respeto y conciencia.
Y cierro en la Comuna 5, con Miguel Ángel Suárez. Todo empezó con la frustración de ver cómo se destruía una zona verde. En vez de quejarse, organizó mingas, talleres, y con sus propias manos levantó un parque.
Hoy es un símbolo de compromiso colectivo. Habla claro: el derecho a un entorno digno no se negocia. Su liderazgo es callado, pero profundamente transformador.
De vuelta a la tierra: la gran huerta del occidente
Finalmente, regreso al punto de partida: la tierra. En la Comuna 7, Geovanny Jurado Paz lidera la huerta comunitaria más grande de Cali. Su apuesta por la paz se cultiva entre surcos, arte, espiritualidad y comunidad. Geovanny sueña con un malecón y una ruta turística para su comuna. “La ciudad empieza y termina en la tierra”, me dice. Y tiene razón. En manos como las suyas, esa tierra florece.
Cada paso de este recorrido es un homenaje a cientos de líderes que he conocido durante mi carrera periodística. Los que citó en este recuento son parte de ese batallón de ciudadanos que construyen nuestra ciudad.
Ellos son ejemplos de manos que cuidan, que siembran, que enseñan, que sanan. Estos liderazgos no salen en portadas, pero sostienen lo esencial: la dignidad, la esperanza, la vida en comunidad.
Tal vez no cambien el mundo en un solo acto, pero lo transforman cada día, desde donde están, con lo que tienen. Por eso, aunque este relato termina, la caminata sigue. Porque mientras existan personas que crean, que sumen, que abracen, siempre habrá ciudad para construir.
Desde la sala de redacción: 35 años de periodismo
Este proyecto es una mirada al pasado, al presente y al futuro de Colombia a través de la experiencia periodística. A través de estas crónicas, busco no solo recordar, sino entender las lecciones que el tiempo nos ha dejado.
Porque el periodismo no es solo contar la historia, sino cuestionarla y, en ocasiones, desafiarla.