Corrupción en las EPS intervenidas: El remedio peor que la enfermedad

La revelación del presunto cartel de corrupción en tres EPS intervenidas por el gobierno nacional —Emssanar, Asmet Salud y SOS— pone en entredicho las intenciones y resultados de dichas intervenciones.

Se suponía que estas medidas tenían como objetivo salvar y mejorar las promotoras de salud, pero todo indica que el remedio resultó peor que la enfermedad.

¿Ese fue el cambio prometido? La desviación de recursos asignados por el Ejecutivo es un golpe duro a la confianza en el sistema y genera una profunda preocupación sobre su futuro.

La corrupción en este sector no solo afecta las finanzas públicas, sino que pone en riesgo la vida y la salud de quienes dependen de los servicios médicos.

Cada peso desviado es una oportunidad perdida para mejorar hospitales, adquirir medicamentos esenciales y formar profesionales de la salud.

Resulta paradójico que el presidente Gustavo Petro y sus aliados, quienes durante su campaña criticaron vehementemente el sistema de salud y señalaron sus fallas, ahora enfrenten un escándalo de corrupción de estas proporciones bajo su gestión.

Prometieron cambios y mejoras, pero las acciones hablan más fuerte que las palabras.

¿Cómo es posible que, al tener la oportunidad de corregir las deficiencias señaladas, se incurra en prácticas que agravan la situación?

El esquema denunciado revela un entramado criminal en el que funcionarios, interventores y otros actores habrían desviado recursos mediante la manipulación de contratos y pagos a ciertas IPS, dejando a otras sin los montos adeudados.

Según investigaciones, incluso se habrían utilizado paraísos fiscales para ocultar los fondos desviados.

Es alarmante que, en lugar de fortalecer el sistema, las intervenciones hayan propiciado nuevos espacios para la corrupción.

¿Qué sistema de salud tendrán los colombianos al finalizar el gobierno de Petro? La clara intención de acabar con las EPS, sumada a la corrupción evidenciada, no augura un futuro prometedor.

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