Cali, septiembre 15 de 2025. Actualizado: viernes, septiembre 12, 2025 23:57
El gobierno reconoció al Clan del Golfo como GAO y el ELN planteó retomar diálogos, pero los compromisos deben ser claros y verificables.
Dialogar sin ingenuidades
En una misma semana se conocieron dos noticias que reavivan el debate sobre la negociación con estructuras armadas ilegales.
Por un lado, “Pablo Beltrán”, jefe negociador del ELN en anteriores procesos, reapareció para plantear una ruta de diálogo.
Por el otro, el gobierno nacional decidió reconocer al Clan del Golfo como grupo armado organizado (GAO), lo que le da un estatus para entablar conversaciones sociojurídicas.
Tras tantos intentos de diálogo fallidos con este tipo de organizaciones, Colombia no puede repetir errores.
La política de “paz total” impulsada por el presidente Gustavo Petro terminó entregando concesiones a grupos criminales que aprovecharon el escenario para expandir su control territorial y fortalecer sus economías ilegales, sin que ello se tradujera en menos violencia ni en mayor tranquilidad para la población civil.
Por ello, cualquier proceso de negociación que se emprenda debe partir de compromisos verificables, de resultados medibles y de la certeza de que no se le pueden amarrar las manos a las Fuerzas Militares mientras los grupos ilegales se fortalecen, como se ha hecho durante gran parte de este gobierno.
La puerta al diálogo debe estar abierta, pero no puede cerrarse la de la aplicación de la fuerza legítima del Estado.
El país necesita claridad: negociar no es sinónimo de ceder, y menos con estructuras que durante años han demostrado que saben aprovechar los vacíos del poder civil y militar.
Ser ingenuos en este punto no solo sería un error, sería una irresponsabilidad con los colombianos que esperan vivir en paz bajo el amparo de la Constitución y no bajo las reglas del crimen organizado.