Cali, mayo 31 de 2025. Actualizado: viernes, mayo 30, 2025 23:15
La baja participación en el paro fue un mensaje claro al gobierno y una defensa de la institucionalidad.
El pueblo habló y dijo no a la confrontación
Aunque el presidente Gustavo Petro intente desligarse del paro convocado esta semana, lo cierto es que fue su principal impulsor.
Su discurso desde China, sus palabras en Barranquilla y las publicaciones oficiales de la Presidencia en redes sociales lo dejan claro, el llamado fue suyo y, por lo tanto, la respuesta del pueblo, al no atender su llamado, es un mensaje para él.
La respuesta fue un “no”. No a la confrontación, no a la manipulación de las emociones colectivas, no a las convocatorias que buscan dividir al país entre seguidores y enemigos.
Marcharon las centrales obreras y los grupos políticos afines al Pacto Histórico, pero la ciudadanía espontánea brilló por su ausencia. Esa gran mayoría que no salió es también pueblo y habló con su silencio.
El mensaje no puede ser más claro: Colombia está cansada de la pugnacidad que alimenta el presidente a diario.
Está agotada de que se promuevan marchas mientras se ignoran problemas reales como la inseguridad, la pobreza y la corrupción, urgencias no se resuelven con arengas ni desde redes sociales, se resuelven gobernando.
Al presidente le quedan un año y tres meses de mandato, tiempo suficiente para trabajar, pero no para insistir en la confrontación, porque el país no necesita paros ni divisiones, necesita gestión, que el gobierno escuche a todos, no solo a quienes le aplauden.
Lo ocurrido con la baja convocatoria al paro es también un respaldo a la institucionalidad. El Congreso y las Cortes son los escenarios donde deben resolverse los grandes debates.
Desconocer sus decisiones o intentar presionarlos desde la calle es un riesgo para la democracia.