Reforma laboral: ¿más desempleo e informalidad?

La aprobación de la reforma laboral representa un avance en términos de protección para los trabajadores, pero deja abiertas muchas preguntas sobre sus efectos reales en el mercado laboral colombiano.

Generar mejores condiciones laborales es un objetivo legítimo y necesario, pero debe ir de la mano con una política pública coherente con la realidad económica del país.

La principal preocupación de los gremios empresariales —como Fenalco, Acopi y la ANDI— es que el aumento de los costos laborales, que puede oscilar entre un 18% y un 34%, afecte especialmente a las pequeñas y medianas empresas.

Si estas compañías no pueden sostener la carga, podrían recurrir al despido de personal o al cierre, lo que alimentaría aún más la informalidad.

Aunque el Gobierno y los sindicatos celebran la ampliación de derechos y la formalización de nuevas formas de trabajo, el empresariado teme por el impacto sobre la estabilidad y la generación de empleo.

En paralelo, persiste la duda de por qué una reforma de esta magnitud no incorporó herramientas para evaluar sus efectos a mediano plazo, ni contempló el papel de la inteligencia artificial en el futuro del trabajo.

El panorama es incierto. La economía no muestra señales de crecimiento sostenido, las empresas operan con márgenes estrechos y los consumidores han perdido capacidad de compra.

En ese contexto, si los costos laborales aumentan sin medidas que impulsen la productividad y el crecimiento, lo más probable es que suban los precios o que las empresas reduzcan su planta de personal.

Colombia necesita más y mejores empleos. La reforma laboral aprobada promete lo segundo, pero podría dificultar lo primero.

La gran pregunta es si esta apuesta traerá empleo digno o si terminará generando desempleo e informalidad. La respuesta, como siempre, la dará el tiempo.

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