¿Por qué Cali no es una potencia turística?

Cali tiene el gran desafío de convertir su potencial turístico en motor de desarrollo. Si bien internamente se dice que nuestra ciudad es una meca turística, la realidad es que sigue lejos de serlo realmente.

Mientras Bogotá, Medellín y Cartagena superan récords de visitantes internacionales, la capital del Valle del Cauca apenas alcanzó los 298.000 en 2023, una cifra que preocupa, porque demuestra que no basta con tener atributos si no hay estrategia que los conecte y los proyecte.

La ciudad cuenta con infraestructura médica de alto nivel, biodiversidad privilegiada, una identidad cultural vibrante, en torno a la salsa y a la rumba, y un aeropuerto con condiciones técnicas envidiables. Además, Cali ha demostrado capacidad para recibir grandes eventos, como la COP16, pero le falta articulación, promoción y visión de largo plazo en materia turística.

El turismo de salud funciona, el aviturismo crece, la cultura y la gastronomía fascinan y los pueblos del Valle amplían la experiencia con encanto auténtico, pero la falta de conectividad aérea estable, la débil marca ciudad y las preocupaciones por seguridad siguen frenando el despegue. La llegada de aerolíneas internacionales es insuficiente si no se garantiza demanda sostenida, servicio de calidad y confianza en la experiencia.

Para ser una potencia turística, Cali no puede depender del impulso ocasional de un evento, necesita una política de turismo robusta, que piense en ciudad-región, que convoque al sector privado, que invierta en promoción internacional y que apueste por rutas sostenibles y duraderas.

El turismo puede ser la gran palanca de desarrollo si dejamos de improvisar y empezamos a planificar y a ejecutar en ese propósito.

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