Cali, noviembre 27 de 2024. Actualizado: miércoles, noviembre 27, 2024 18:31
¿La pelea del año?
La testosterona —la hormona masculina por excelencia— y la pelea van de la mano; tal vez por eso películas como El Club de la Pelea se han convertido en clásicos de culto. Ni hablar de la saga de Rocky, donde el ring es la arena de los modernos gladiadores.
Por eso, la promocionada pelea entre Mike Tyson y un influencer millonario llamó mi atención. Para quienes crecimos en los ochentas, ver el regreso de Tyson —en su tiempo, “el hombre más temido del planeta”— fue una experiencia emotiva y nostálgica.
A sus 58 años, Tyson llegó al cuadrilátero con un físico impresionante, fruto de un nivel de preparación que haría envidiar a cualquier joven. Sus entrenamientos previos, cargados de movimientos explosivos, prometían una contienda memorable. Y no era solo una pelea; era un enfrentamiento simbólico: un choque entre la generación que veneró a Tyson y una nueva era, donde los influencers dictan las reglas del juego mediático.
Pero la realidad fue una gran desilusión. Tyson, aunque mostró destellos de su grandeza, pareció contenerse. Se mordía los guantes, reprimiendo sus instintos viscerales. Fue evidente que todo estaba cuidadosamente planeado. Esto no fue una pelea; fue un espectáculo diseñado para generar millones y, quizás, preparar el terreno para un próximo enfrentamiento entre el influencer y otro campeón mundial de su generación.
A pesar de todo, Tyson seguirá siendo, para mi generación, un símbolo de resiliencia y dedicación, incluso con sus errores del pasado y esta derrota por decisión. ¿Y “La Pelea del Año”? Solo una pregunta queda: ¿hasta qué punto debemos sacrificar la esencia del deporte en favor de un mero espectáculo?