Cali, junio 5 de 2025. Actualizado: jueves, junio 5, 2025 15:37

¿Colombia puede elegir a un “loquito”?

¿Colombia puede elegir a un “loquito”?

Mauricio Ríos Giraldo

En la extensa lista de aspirantes a la presidencia de Colombia hay nombres que muchos ya conocen, exministros, exgobernadores, exalcaldes, senadores con vuelo nacional e incluso varios que ya han sido candidatos presidenciales, pero también hay nombres a los que, en voz baja, muchos se refieren como “loquitos”

Se trata de personajes poco conocidos en la política o sin experiencia en lo público o sin ninguna de las dos que, por estas características, son objeto de burlas y considerados inviables como candidatos, pero, ¿qué tal que alguno se convierta en el palo de esta campaña?

Aunque suene exagerado, la historia reciente demuestra que, en momentos de alta decepción con la clase dirigente, los países no eligen al más preparado, sino al más distinto, y Colombia, tras años de frustración, puede estar a las puertas de eso.

Ya pasó en 2022, cuando el país dejó por fuera de la segunda vuelta a todos los candidatos tradicionales y eligió entre Rodolfo Hernández –un outsider– y Gustavo Petro, que llegó como símbolo del cambio y tres años después se convirtió en un símbolo de la decadencia que tanto criticó: un político más.

Hoy, con escándalos de corrupción, ministros que entran y salen como fichas, peleas internas, promesas incumplidas y una gestión sin resultados concretos, el presidente genera tanto rechazo como el generado por la mayoría de sus antecesores en la Casa de Nariño, lo que puede llevar a que los colombianos no pongan sus esperanzas en candidatos de origen político, sean de izquierda, de centro o de derecha.

Por eso no sería raro que, en medio de ese hartazgo, Colombia termine dándole el timón del país a un “loquito”. Uno de esos a los que hoy nadie toma en serio. ¿Exagerado? No tanto, veamos dos ejemplos, uno que salió mal y otro que ha funcionado:

Un maestro rural desconocido

En 2021, Perú eligió presidente a Pedro Castillo, un maestro rural sin trayectoria en la política nacional, sin partido fuerte y sin experiencia administrativa.

Su imagen con sombrero andino y su discurso contra las élites conectaron con el Perú profundo, ese que nunca se siente representado y que votó para que aquel profesor desconocido derrotara a Keiko Fujimori, símbolo de la política tradicional peruana.

Castillo pasó del anonimato al poder en cuestión de semanas, pero no estaba listo y el experimento salió mal. Sin equipo, sin estrategia, sin gobernabilidad, aislado, improvisando, y el país le pasó factura.

En diciembre de 2022 intentó disolver el Congreso sin respaldo alguno y terminó detenido en menos de un día, por tratar de dar un autogolpe.

Un comediante

En Ucrania ocurrió lo contrario. Volodímir Zelenski, actor y comediante, era famoso por interpretar a un presidente en una serie de televisión y, luego, decidió serlo de verdad: Fundó un partido llamado igual que la serie —Servidor del Pueblo— y empezó una campaña atípica: sin mítines, sin maquinaria, sin discursos clásicos y comunicaba todo por redes, en lenguaje directo.

Inicialmente considerado un payaso, Zelenski arrasó en segunda vuelta con el 73% de los votos, derrotando al entonces presidente Petro Poroshenko, que buscaba la reelección.

Cuando comenzó la invasión rusa en 2022, Zelenski se plantó como un jefe de Estado con liderazgo y capacidad de comunicación; no huyó, se quedó en Kiev, dio la cara y se convirtió en una figura mundial.

Después de este repaso y volviendo a la decepcionada Colombia, vale la pena preguntar, entonces, si uno de esos nombres que hoy se comentan con risa en los corrillos políticos puede convertirse en 2026 en el Castillo o el Zelenski colombiano…


¿Colombia puede elegir a un “loquito”?

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martes 3 de junio, 2025
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