Buenos Aires clama ayuda para levantarse

En medio de la zozobra y el miedo, los habitantes del municipio de Buenos Aires en el norte del Cauca, adelantan este miércoles un balance de la destrucción ocasionada por diez horas de ataques de las disidencias de las Farc realizados el martes pasado.

El alcalde de esta localidad, Pablo César Peña, viajó este miércoles a Bogotá en busca de recursos para reconstruir lo que quedó en ruinas.

El mandatario se reunió con el ministro del Interior, Armando Benedetti, y confirmó que necesitarán de $20 mil millones para reconstruir la Alcaldía y Estación de Policía del municipio, destruidas por los disidencias de alias “Iván Mordisco”.

Según el mandatario, la reconstrucción de las afectaciones demorará dos años y que por ahora la administración no tiene donde despachar.

Mientras la fuerza pública adelanta operativos y la Defensoría del Pueblo alerta sobre los riesgos para la población, Buenos Aires intenta recomponerse.

Cerón afirma que “nunca habíamos vivido algo así. No tengo presupuesto para reconstruir ni siquiera el edificio de la alcaldía. Hoy no tenemos dónde despachar”.

Bajo fuego

Como se recordará, por cerca de diez horas, el municipio de Buenos Aires vivió una incursión armada atribuida a las disidencias de las Farc de alias Iván Mordisco que dejó su centro urbano devastado, una institucionalidad golpeada y una población aún en estado de conmoción.

Según denunció el alcalde Peña, los refuerzos del Ejército y la Policía llegaron cinco horas y media después de iniciado el ataque, un hecho que genera cuestionamientos y será evaluado en un consejo de seguridad.

El mandatario local dijo que “sí llegaron, pero cinco horas y media después”.

Ante este cuestionamiento, la fuerza pública manifestó que el retraso en el arribo de las tropas se debió a condiciones meteorológicas adversas, así como al bloqueo deliberado de las vías por parte del grupo armado ilegal, que atravesó vehículos en las carreteras e instaló artefactos explosivos, lo que impidió un desplazamiento rápido por tierra.

Según informó, ante este panorama, las unidades tuvieron que avanzar a pie entre los municipios de Suárez y Buenos Aires, extremando las medidas de seguridad por la posible presencia de explosivos, lo que prolongó el tiempo de llegada y dejó a la población expuesta al ataque durante varias horas.

Según informó la administración municipal, durante el asedio, Buenos Aires contaba únicamente con 17 policías, quienes resistieron el hostigamiento constante, nueve uniformados resultaron heridos, dos de ellos de gravedad, y debieron ser trasladados a clínicas de Cali, ya que el hospital quedó destruido.

Las autoridades departamentales descartaron fallecidos.

El ataque dejó serios daños en la estación de Policía, la Alcaldía, la Casa de Justicia y el Banco Agrario, además de al menos diez viviendas que quedaron inhabitables, y el alcalde Cerón se comprometió con buscar ayudas para que recuperen sus inmuebles.

El hospital local también sufrió afectaciones en su infraestructura y equipos biomédicos, lo que obligó al cierre temporal de sus servicios, aunque continúa operando de manera limitada para urgencias.

Uno de los hechos más graves denunciados por el alcalde fue el uso de viviendas civiles como plataformas de ataque, tras obligar a sus ocupantes a desalojarlas, así como la presunta coacción al párroco del municipio para que, a través de un megáfono, pidiera a los policías que se entregaran.

Para Peña, estos actos constituyen una violación al Derecho Internacional Humanitario.

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