Cali, noviembre 8 de 2025. Actualizado: sábado, noviembre 8, 2025 00:09

Una condición poco conocida que puede ser mortal

¿Sabías que el ejercicio excesivo puede causar destrucción muscular y llevar a insuficiencia renal?

¿Sabías que el ejercicio excesivo puede causar destrucción muscular y llevar a insuficiencia renal?
Foto: Freepik
sábado 8 de noviembre, 2025

La rabdomiólisis es una condición médica grave que, aunque poco difundida, puede desarrollarse con rapidez y poner en riesgo órganos vitales.

Se produce cuando el músculo esquelético se destruye de forma masiva y libera su contenido al torrente sanguíneo.

Esta liberación incluye toxinas y proteínas como la mioglobina, que puede dañar gravemente los riñones.

El proceso ocurre de manera repentina. La destrucción muscular genera desechos que el cuerpo no logra filtrar con eficacia, sobre todo cuando afectan directamente a los túbulos renales.

Estos desechos obstruyen el sistema de filtración natural del organismo y desencadenan una reacción en cadena que puede llevar a una insuficiencia renal aguda.

Aunque suele estar asociada con eventos extremos, la rabdomiólisis también aparece en situaciones cotidianas como el ejercicio excesivo o el uso de ciertos medicamentos.

Su detección oportuna, por tanto, se convierte en un asunto prioritario de salud pública, especialmente en ambientes donde el esfuerzo físico intenso es habitual.

¿Qué provoca la rabdomiólisis?

Existen diversas causas que desencadenan este síndrome. Una de las más comunes es el esfuerzo físico desmedido, especialmente en personas que no están acostumbradas al ejercicio intenso o que entrenan en ambientes muy calurosos sin suficiente hidratación. En estos casos, el cuerpo colapsa ante la sobrecarga muscular.

Otra causa frecuente son los traumatismos por aplastamiento. Situaciones como derrumbes, accidentes de tránsito o desastres naturales pueden generar daños musculares extensos.

Esta destrucción directa del tejido libera grandes cantidades de mioglobina y otras sustancias nocivas al sistema circulatorio.

El consumo de ciertas drogas también figura entre los factores de riesgo. Sustancias como el alcohol, la cocaína o algunas medicinas —particularmente las estatinas recetadas para reducir el colesterol— pueden inducir toxicidad muscular.

También se ha documentado que la inmovilización prolongada, como la que ocurre tras una caída o durante una hospitalización, puede comprimir el músculo hasta producir necrosis celular.

Además, las alteraciones extremas de temperatura corporal, como la hipertermia por golpe de calor, agravan la descomposición muscular.

Por eso, la rabdomiólisis es una amenaza latente en contextos deportivos, laborales o clínicos si no se toman las precauciones necesarias.

Síntomas que advierten del daño muscular

Los síntomas de la rabdomiólisis pueden pasar desapercibidos en sus etapas iniciales, pero evolucionan con rapidez.

Los profesionales de la salud suelen identificar tres señales clave para sospechar de esta afección: dolor muscular intenso, debilidad generalizada y orina oscura.

El dolor, o mialgia, se presenta con una intensidad desproporcionada. Suele afectar grandes grupos musculares como los de las piernas, los brazos o la espalda. En muchos casos, se siente incluso en reposo, lo que alerta de que hay daño interno significativo.

La debilidad muscular también es común. La persona experimenta fatiga extrema, pesadez en las extremidades o pérdida de movilidad.

Esta señal indica que el músculo ha dejado de funcionar correctamente y se encuentra en proceso de descomposición.

La orina adquiere un tono marrón oscuro o similar al de una bebida de cola. Este cambio de color se debe a la eliminación de mioglobina, que los riñones intentan expulsar sin éxito.

La presencia de esta proteína en la orina es un marcador claro de que el cuerpo está en crisis y requiere atención inmediata.

Cómo se diagnostica y trata la rabdomiólisis

El diagnóstico de la rabdomiólisis se confirma mediante un análisis de sangre. En este examen se mide la creatina quinasa (CK), una enzima que se libera cuando hay daño muscular. Cuando sus niveles están por encima de lo normal, se activa el protocolo médico para iniciar el tratamiento.

El objetivo principal es proteger los riñones. Para ello, los profesionales de salud administran grandes cantidades de líquidos por vía intravenosa.

Esta hidratación forzada ayuda a diluir las toxinas y facilita su eliminación a través de la orina. A mayor flujo urinario, menor riesgo de obstrucción en los túbulos renales.

El tratamiento debe iniciarse tan pronto como se identifiquen los síntomas. Si se retrasa, la persona puede desarrollar insuficiencia renal aguda.

En los casos más graves, esto implica la necesidad de diálisis para reemplazar la función de los riñones mientras el organismo se recupera.

Con intervención oportuna, la mayoría de los pacientes logra una recuperación completa. Sin embargo, si no se atiende a tiempo, la rabdomiólisis puede causar también alteraciones cardíacas por exceso de potasio en la sangre, lo que aumenta el riesgo de arritmias letales.

Prevención: la clave para evitar complicaciones

Prevenir la rabdomiólisis requiere educación, hidratación y sentido común. En el contexto del ejercicio físico, es esencial incrementar la intensidad del entrenamiento de manera progresiva.

Las rutinas exigentes deben estar acompañadas de descansos adecuados y consumo constante de agua, sobre todo en ambientes calurosos.

También se debe tener precaución con la automedicación. Algunos fármacos tienen efectos secundarios que afectan directamente el tejido muscular.

En estos casos, es indispensable consultar al médico si aparece dolor o debilidad muscular persistente.

El mismo principio aplica a personas que han estado inmovilizadas o expuestas a condiciones de temperatura extrema.

La conciencia sobre esta condición es baja, a pesar de su gravedad. Por eso, entender qué es la rabdomiólisis, cómo se produce y qué síntomas presenta, puede salvar vidas. Cada segundo cuenta cuando se trata de proteger los riñones y otros órganos vitales del colapso.


¿Sabías que el ejercicio excesivo puede causar destrucción muscular y llevar a insuficiencia renal?

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