Cali, junio 25 de 2025. Actualizado: martes, junio 24, 2025 23:42
Una enfermedad crónica, no contagiosa y autoinmune
Vitíligo: una condición visible que aún enfrenta barreras invisibles
Aunque no pone en riesgo la vida, el vitíligo es una condición que marca profundamente la identidad de quienes la padecen.
Esta patología prolongada, autoinmune y no contagiosa provoca la pérdida progresiva de pigmentación en la piel y afecta entre el 0.5% y el 2% de la población global, sin distinción de raza, género o edad, presentándose con mayor frecuencia entre niños, adolescentes y adultos hasta los 30 años.
En Colombia y en el mundo, pacientes, profesionales de la salud y organizaciones continúan alzando la voz para pedir mayor investigación, acceso oportuno a tratamientos, y acciones contundentes contra la estigmatización que rodea esta condición.
Desde 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció formalmente al vitíligo como una enfermedad crónica dentro de su Clasificación Internacional de Enfermedades.
Esto ha sido clave para fomentar políticas de salud que incluyan su diagnóstico temprano, tratamiento médico y abordaje emocional.
Con el objetivo de visibilizar esta enfermedad y aportar información educativa a la comunidad, el doctor Mauricio Torres Pradilla, dermatólogo pediatra del Hospital Infantil Universitario de San José, compartió información de valor sobre esta enfermedad.
Según el Dr. Mauricio “el vitíligo ocurre cuando los melanocitos ‘las células encargadas de dar color a la piel’ dejan de funcionar o desaparecen. En los niños suele estar asociado a causas autoinmunes, antecedentes genéticos o, en algunos casos, a altos niveles de estrés o enfermedades previas”.
Señales de alerta
Una parte importante de los diagnósticos se presenta en la niñez o adolescencia, por lo que reconocer los signos de alerta es fundamental para actuar a tiempo:
Aparición de manchas blancas en la piel, especialmente en rostro, manos, pies, codos, rodillas o genitales.
Cambios de color en labios, encías o alrededor de los ojos.
Despigmentación en cabello, cejas o pestañas.
Antecedentes familiares de enfermedades autoinmunes.
Aunque el vitíligo no causa dolor ni es contagioso, sí puede afectar profundamente la autoestima y el bienestar emocional de los menores.
De hecho, se calcula que entre el 30 % y el 50 % de los niños diagnosticados requieren tratamiento continuo o seguimiento a largo plazo, especialmente si las manchas se extienden o progresan rápidamente.
“La buena noticia es que existen tratamientos efectivos para mejorar la apariencia de la piel y frenar el avance de la enfermedad, como cremas con corticosteroides, fototerapia con luz UVB, tratamientos láser o, en casos puntuales, injertos de piel”, explica el Dr. Torres. “Cuanto antes se inicie el tratamiento, mejores son las posibilidades de obtener una repigmentación parcial o significativa”.
¿Qué hacer en casa?
Además del tratamiento médico, es esencial adoptar hábitos saludables en casa:
– Aplicar protector solar todos los días, ya que la piel despigmentada es más vulnerable al sol.
– Usar cremas hidratantes para mantener la piel sana.
– Llevar una alimentación balanceada y rica en antioxidantes.
– Brindar acompañamiento emocional y fortalecer la autoestima del niño.
Además, se enfatiza en la importancia de los tratamientos complementarios, como el uso de suplementos antioxidantes (vitamina D, B12, zinc o ácido fólico), siempre bajo supervisión médica, así como el acompañamiento psicológico en los casos que así lo requieran.
En los últimos años, se ha observado un leve aumento en el diagnóstico de vitiligo en menores, lo que se atribuye a una mayor conciencia en la población, mejores recursos diagnósticos y mayor atención a los síntomas tempranos.
Sin embargo, aún persiste la necesidad de romper mitos y brindar herramientas de comprensión a familias, cuidadores, docentes y entornos escolares.
“El vitiligo no se contagia, no es una consecuencia de una mala higiene, ni limita la vida de quienes lo tienen. Pero sí requiere atención, seguimiento y, sobre todo, empatía”, concluye el Dr. Torres.
Más allá de sus manifestaciones físicas, el vitíligo afecta intensamente la autoestima y salud emocional de los pacientes, quienes muchas veces enfrentan rechazo, discriminación o estigmatización.
Organizaciones internacionales como la Vitíligo Society han enfatizado que: “El vitíligo no es solo una condición de la piel, es una experiencia de vida que merece comprensión y respeto”.
Además del tratamiento dermatológico, los expertos coinciden en la necesidad de un acompañamiento psicológico, ya que el impacto emocional del vitíligo puede ser profundo.
Muchas personas enfrentan estigmatización, ansiedad y baja autoestima debido a la visibilidad de las manchas en la piel.
Por ello, cada vez más se promueve un enfoque integral que combine la atención médica con el apoyo psicosocial, así como campañas de sensibilización que contribuyan a derribar los mitos y prejuicios que aún persisten en torno a esta condición.
Si bien los avances en dermatología han abierto nuevas posibilidades para el manejo del vitíligo, aún persisten desafíos para garantizar un acceso oportuno, equitativo y con enfoque integral.
Visibilizar sus necesidades y derribar el estigma social no es solo una tarea médica, sino un compromiso colectivo con la dignidad, la inclusión y la salud emocional de quienes viven con esta condición.