Cali, noviembre 15 de 2025. Actualizado: viernes, noviembre 14, 2025 23:43
Tres días para recordar
La Bienal Internacional de Danza de Cali cierra con una explosión de lenguajes, rituales y estrenos
Cali vive su semana más intensa del año. Entre el 11 y el 17 de noviembre, la 7ª Bienal Internacional de Danza de Cali ha confirmado, una vez más, por qué la ciudad es hoy uno de los epicentros coreográficos más vibrantes de Latinoamérica.
Y en sus últimos tres días —15, 16 y 17 de noviembre— el evento organizado por Proartes despliega un abanico de propuestas que cruzan intimidad, ritualidad, experimentación y memoria colectiva.
El cuerpo se convierte en territorio sonoro, visual y simbólico; la tradición dialoga con la vanguardia; y la danza se confirma como un lenguaje capaz de atravesar tiempo, cultura e identidad. Así transcurren los días que cierran una edición diversa en formas, escenarios y poéticas.
15 de noviembre: la intimidad, la luz y la oscuridad como coreografía
La quinta jornada de la Bienal propone un recorrido sensorial donde cada pieza explora un estado distinto del cuerpo y su relación con el espacio.
El día inicia con el Foco Catalán, realizado junto al Instituto Ramon Llull, y la presencia de la reconocida coreógrafa española Àngels Margarit.
Su obra Solo para habitación de hotel, presentada en el Hotel Obelisco en múltiples funciones entre las 3:00 p.m. y las 4:55 p.m., transforma un cuarto privado en escenario de contemplación.
Interpretada por las bailarinas caleñas Yerlly Tatiana Rodríguez Rengifo y Silem, la pieza invita al espectador a un silencio que se expande, a la quietud convertida en movimiento y a una memoria que se revela en el gesto mínimo.
La exploración se traslada luego al Teatrino del Teatro Municipal Enrique Buenaventura, donde a las 6:00 p.m. los artistas barceloneses Aurora Bauzà & Pere Jou presentan A Beginning #16161D. Aquí, la voz se desprende del cuerpo que canta para abrir un paisaje de luz y respiración.
Cinco intérpretes equipados con luces portátiles se desplazan entre oscuridad y claridad, creando una dramaturgia en la que la resonancia es tan visible como audible.
Es un viaje que cuestiona cómo se percibe el movimiento cuando la voz se convierte en una forma de coreografía.
A las 7:30 p.m., la potencia colectiva toma el escenario del Teatro Municipal con Flow, creación conjunta entre la Compañía de Danza Contemporánea Incolballet (Colombia) y Linga (Suiza), bajo la dirección de Marco Cantalupo.
Inspirada en comportamientos naturales —bancos de peces, bandadas de aves, cardúmenes—, la pieza explora la fluidez y la sincronía como metáforas de comunidad. El montaje es fruto de un proceso de transmisión artística realizado en Cali, donde la técnica suiza se entrelaza con la sensibilidad local.
El día cierra a las 9:00 p.m. en La Licorera con Harleking, obra del dúo Panzetti Ticconi (Alemania/Italia). Es una figura inquietante entre lo cómico y lo siniestro, un ser metamórfico que tensiona los límites entre violencia, ritual y gesto.
Con un lenguaje que mezcla danza, performance y artes visuales, Harleking crea una atmósfera hipnótica donde la comunicación se vuelve enigma.

Ese mismo día, en el Museo La Tertulia, el artista colombiano Mateo López presenta la performance Pasado futurista, ampliando el diálogo entre cuerpo e instalación en un recorrido donde tiempo y espacio se pliegan.
16 de noviembre: espiritualidad indígena y poder simbólico
La sexta jornada de la Bienal profundiza en la relación entre danza, ritualidad y memoria colectiva. A las 5:00 p.m., en la Sala Acristalada de La Licorera, la Asociación Teatro Danza Pies del Sol, dirigida por Gerardo Rosero, presenta Chaman Yawuar – Fiesta de Sangre.
Parte del ciclo “Danzantes de Pueblos Indígenas de Colombia”, esta obra del pueblo Pasto invita a un viaje espiritual donde el chamán —o yachac— atraviesa mundos encarnando metamorfosis entre serpiente, hombre y jaguar.
El movimiento se convierte aquí en territorio, defensa, canto y memoria. Con más de veinte años de trayectoria, la agrupación ha mantenido una investigación escénica que entrelaza cosmogonía y creación contemporánea.
Simultáneamente, a las 5:00 p.m., en la Plazoleta del Museo La Tertulia, Panzetti Ticconi presenta Aérea, resultado de su residencia en Cali.
Esta obra examina la bandera como objeto político, ritual y estético. En una atmósfera suspendida, los intérpretes manipulan banderas que emergen en silencio, evocando vínculos entre símbolo y sacrificio, entre identidad y duelo, entre sudario y emblema. Es la primera parte de un díptico que profundiza en las tensiones entre poder y comunicación.

17 de noviembre: raíz afro, cosmogonía indígena y repertorio internacional
El último día de la Bienal es una síntesis de diversidad. Cali se despide de su semana de danza con cuatro obras que recorren múltiples geografías del cuerpo.
A las 5:00 p.m., en el Teatro Municipal, la compañía Sankofa Danzafro (Medellín) presenta Geografías líquidas, un estreno mundial que profundiza en la relación espiritual y material que une a las comunidades afrodescendientes con el agua.
Ríos, arroyos y mares aparecen no solo como referencias ecológicas sino como memorias vivas, como archivo de resistencia y celebración. Con casi tres décadas de trayectoria, Sankofa es una de las agrupaciones más influyentes del país.
En el Teatrino del Teatro Municipal, a las 4:00 p.m., la compañía bogotana Movedizo Danza estrena Un día quise ser nido, ser huevo, ser, obra ganadora de la Beca de Creación – Nuevos Creadores. La pieza reflexiona sobre el cuerpo como espacio en metamorfosis continua, donde el gesto deviene refugio, nacimiento y posibilidad.
A las 6:00 p.m., en la Plazoleta del Centro Cultural de Cali, las comunidades Gunadule y Wayúu, bajo la dirección de Iván Benavides, presentan Danzantes del viento.
La pieza integra danza, música y palabra en un tejido de cosmogonías caribeñas, con la Yonna wayúu y las flautas kamupurruis del pueblo Gunadule como ejes rituales.
Finalmente, a las 7:30 p.m. en el Teatro Jorge Isaacs, el Ballet de Ciudad de São Paulo (Brasil) presenta Réquiem SP, coreografía de Alejandro Ahmed inspirada en el Réquiem de György Ligeti.
Con 19 bailarines, tecnologías sonoras y objetos que expanden el cuerpo, la obra propone una reflexión intensa sobre la irreversibilidad de la vida.
Un cierre a la altura de una ciudad que baila
Con estas tres jornadas, la Bienal reafirma su papel como una de las plataformas más importantes de creación, memoria e investigación de la danza en Colombia y en el continente.
Cali se despide de una edición que no solo presentó espectáculos: creó encuentros, abrió preguntas y celebró la potencia infinita del cuerpo en movimiento.

