Cali, junio 14 de 2025. Actualizado: viernes, junio 13, 2025 23:07
Libromanía
El túnel
Por: Rafael Araújo Gámez
ERNESTO SÁBATO
EDITORIAL ESPASA
143 PÁGINAS
He vuelto a releer El Túnel. En su colección de Grandes éxitos latinoamericanos Planeta colombiana ha emitido esta colección en donde figuran varios escritores de esta región del continente a precios bajísimos.
Dentro de ella está este libro que es uno de los textos emblemáticos de la literatura latinoamericana y uno de los que abrió el camino por donde empezaron a transitar los nuevos creadores del boom.
Relato entre relatos, este texto es responsable de que se mantenga vivo el rigor con el que el existencialismo ha propuesto que se entienda la condición humana.
Con todas sus respuestas ante las grandes cuestiones metafísicas, con todas sus propuestas sobre la soledad, el amor, la inmortalidad y los límites de los anhelos humanos, El túnel es lectura indispensable, y uno de esos libros que ayudan a cumplir la sugerencia que nos hace el propio escritor, de leer lo que nos apasione, “porque será lo único que les ayude a soportar la existencia”.
Es la historia de un pintor, Juan Pablo Castel, quien conoce a una mujer que asiste a la exposición de sus cuadros y la que se impacta de una obra en especial en donde una ventanita se muestra en una esquina del cuadro.
El artista hace todo lo posible por contactarse con ella, conocerla y en efecto así sucede lo que lo lleva a enamorarse, pero termina asesinándola y así lo confiesa en la primera página de la novela.
Pero cualquiera diría que el escritor ha cometido el absurdo de revelarnos en esa primera página lo fundamental de la novela. Pero no es así. La evolución de los sentimientos del pintor hacia María Iribarne hace de la historia una obra en que la tensión y la expectativa de lo que va a pasar consumen al lector de tal manera que es imposible dejar de leerla.
Podría decirse que además de ser una obra sicológica encierra, de por sí, un ambiente de novela policíaca que la convierten en indispensable para entender lo que se puede considerar como una especie de tratado sobre lo que es la sicología criminal.
En otras palabras, el creador –pintor en este caso- al dar forma a su obsesión interna debe renunciar a cualquier otra opción, en un proceso a la vez constructivo y desconstructivo que centrará el análisis de las motivaciones del crimen.
Publicada en 1949 conserva el vigor y la potencia de una obra imperecedera y que ha pasado a ser uno de los grandes clásicos de la literatura latinoamericana.