Cali, octubre 14 de 2025. Actualizado: martes, octubre 14, 2025 06:50

Investigación, memoria y reseña de hechos

Historia tradicional y nuevas versiones

Historia tradicional y nuevas versiones
martes 14 de octubre, 2025

Luis Ángel Muñoz Zúñiga
Especial Diario Occidente

El objeto y la metodología de la historia evolucionan y la “memoria” es un nuevo elemento auxiliar determinante. Existe la “novela histórica” en la literatura.

En ciencias sociales clasifican la historia romántica, la tradicional y La Nueva Historia. En los programas de educación es donde más se ha reflejado ese fenómeno socio lingüístico.

En el siglo XIX se escribió y enseñó una historia romántica a la par que se leían poemas y novelas del romanticismo literario.

En la primera mitad del siglo XX, oficializada la historia tradicional, los estudiantes tuvieron que memorizar los textos aprobados por el Ministerio de Educación.

Los maestros exigían a sus alumnos que recitaran “de memoria” la “Historia de Colombia” de Rafael Granados, igual que de Henao y Arrubla, libros de historia tradicional carentes de “memoria histórica”.

La Nueva Historia

Los pioneros de “La Nueva Historia” controvirtieron con la “historia tradicional”, porque esta priorizaba fechas, lugares y héroes, mientras desechaba las causas socioeconómicas y políticas.

Hugo Rodríguez Acosta, con su libro “Elementos críticos para una nueva interpretación de la historia colombiana”, fue uno de los primeros historiadores que desmitificó a los libertadores, se apartó de seguir una historia lineal y para su análisis seleccionó hechos trascendentales de cada época.

Las academias llegaron a estar representadas por periodistas, abogados, políticos y poetas, que ostentaron de historiadores, pero carentes de rigor investigativo.

Pero la Universidad del Valle, de Antioquia y la Nacional, sí producían Nueva Historia con destacados investigadores, entre otros: Jaime Jaramillo, Germán Colmenares, Jorge Orlando Melo, Margarita González.

Colcultura, trasplantó la semilla

Colcultura trasplantó semillas del Alma Máter a librerías y bibliotecas. Los legados de los catedráticos formadores de nuevos historiadores, no trascendían extramuros, se editaban en las imprentas universitarias como material de estudio. Entonces estimamos meritorio que Colcultura, en julio de 1977, mediante la separata “HACIA UNA NUEVA HISTORIA DE COLOMBIA”, los exaltó púbicamente.

“La Nueva Historia es una nueva corriente historiográfica que se interesa por el análisis de la historia con métodos científicos y con aportes de investigación crítica e interpretación de las ciencias sociales: la economía, la econometría, la demografía, la sociología, la antropología, la política, etc. Los avances de estas ciencias ya no permiten la improvisación en la interpretación hecha por románticos y académicos”.

Colcultura, convocó a los historiadores a que escribieran y publicó “Manual de Historia de Colombia” (Colcultura 1978), tres volúmenes con sus investigaciones.

Descalificación histórica

La Nueva Historia pronto ganó adeptos y contradictores y el debate académico trascendió al político. Algunos críticos anunciaron la “llegada de la lucha de clases a los pupitres, liderada por historiadores extremistas”.

Germán Arciniegas, entonces presidente de la Academia Colombiana de Historia, arremetió contra el Lic. Rodolfo Ramón de Roux, autor del texto “Historia Cercana” (1984), dirigido a niños de quinto de primaria, descalificándolo por seguir la línea de La Nueva Historia.

“El de De Roux es un libro tendencioso, de franca política, de tipo marxista, pero además, bastante ofensivo contra la creación republicana”. (Germán Arciniegas. MAGAZIN DOMINICAL No.316 ESPECTADOR Abril 30 de 1989).

Más que no repetirla

“Quien no conoce la historia está condenado a repetirla”. Pero con la “memoria histórica”, el nuevo concepto y elemento auxiliar, se entendió que no bastaba con estudiar una historia terminada, escrita en libros, cada vez hay más hechos, que “más que no repetirlos” requiere que se analicen en vivo y escuchando testimonios de sus directos protagonistas.

Historia tradicional y nuevas versiones

Los contextos de violencia dejan heridas indelebles, no sólo sobre la corporalidad física, sino también en el sistema simbólico con el que se identifica cada sujeto y grupo social, pues las subjetividades y la vida social también se ven desquebrajadas.

Entonces será importante fundamentar qué es la “memoria histórica” mediante la educación transformadora del país, tendiente hacia la recomposición del tejido social y los ámbitos democráticos, sociales y culturales.

Cambios extremos

La historia otrora fue una asignatura independiente en los programas de educación y estudiaba los hechos, periodizados en épocas cronológicas y acorde a sus actores: precolombina, hispánica (conquista y colonia), independencia y república.

Esos programas fueron relevados por “las ciencias sociales” que estudiarían los principales problemas que afectaban a la sociedad.

Esa confusión llevó a que los docentes acogieran ese cambio extremo de los programas oficiales, pero con la errónea estrategia metodológica de restarle importancia a la historia, a los hechos, centrando la atención hacia reflexiones de temas sociales: economía, política, distribución de la tierra, explosión demográfica, analfabetismo, desempleo, pobreza, drogadicción, prostitución, delincuencia, injusticia, entre otros.

Política pública

La memoria histórica es nuevo elemento constitutivo y fundamental para que un Estado garantice la política pública del recuerdo.

No será en vano, sino para coadyuvar que los hechos no queden impunes, hacer justicia y que los victimarios restauren los daños ocasionados, que no se repitan los crímenes en perjuicio de personas, familias y la sociedad.

En la democracia juega un papel muy importante la memoria histórica, igual que en la búsqueda de paz, los estados institucionalizan los “centros de memoria histórica” y “la justicia especial para la paz”.

Historia tradicional y nuevas versiones

Por su parte los nuevos historiadores indagan e investigan sobre nuestro pasado, con propósitos de hacer comprender y dar significado a los hechos, pero sobre todo, con el anhelo de que los victimarios en los conflictos no cometan más destrucción, crímenes y genocidios.

Epílogo sobre la memoria

Algunos historiadores definen la memoria como aquel ámbito público de apropiación, uso y enseñanza del pasado.

Los recuerdos de la gente común son considerados valiosa “memoria histórica”. Otros, le dan valor a todas las costumbres populares y las expresiones artísticas: la música, la pintura, el cine y la fotografía.

Paola Helena Acosta Sierra, en el ensayo “Justicia (poética) y memoria (inquietante)” (Universidad Pedagógica Nacional 2019), define de manera sencilla “la memoria”: “Los seres humanos tienen la función cerebral de archivar, atesorar y recuperar los recuerdos sobre experiencias pasadas. Registramos y guardamos todo: las fotos de infancia y los recuerdos de la abuela, los recortes y las colecciones de diarios, revistas, referidos a temas o periodos que nos interesan. La capacidad de recordar es un componente innato en el ser humano, el cerebro se ocupa de la codificación, almacenamiento y recuperación de la información pasada. El recordar es singular, ya que quienes tienen memoria y recuerdan son seres humanos, pero, siempre ubicados en contextos grupales y sociales específicos”.


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