Cali, junio 1 de 2025. Actualizado: sábado, mayo 31, 2025 19:51
Pablo: medio siglo de inmortalidad lírica
Testamento poético de Neruda
Luis Ángel Muñoz Zúñiga
Especial Diario Occidente
“Me gustas cuando callas/ porque estás como ausente/ y me oyes desde lejos/ y mi voz no te toca/ Parece que los ojos se te hubieran volado/ Y pareces que un beso te cerrara la boca/ Como todas las cosas están llenas de mi alma/ Emerges de las cosas/ llena de alma mía”. ¿Qué mujer no se conmueve cuando su pareja le dedica el Poema 15 de Pablo Neruda? Pero, también, ¿qué chileno o latinoamericano, hombre o mujer, no se entristece con sus últimos versos a la patria amenazada? “Miré que lo que el pueblo construía/ después de tantos años de tormento/ la bandera de tu soberanía/ por fin con sus colores en el viento,/ era atacada por la turbulencia/ del anacrónico establecimiento”. Celebramos medio siglo de su inmortalidad lírica y su escritura combativa.
Ricardo Eliézer Neftalí Reyes Basoalto, Pablo Neruda, nacido el 12 de julio de 1904, en Parral Chile, fue un escritor epistolar, lírico, épico y dramático. Nos legó sus versos liberadores, que podemos llamarle “Pablo Cid Campeador”. En 1945 fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura. En 1965 obtuvo el Honoris Causa en la Universidad Oxford. Y en 1971, recibió el Premio Nobel de Literatura, siendo el poeta universal más grande del siglo XX. Neruda, más que poeta de sonetos de amor, fue militante, senador del Partido Comunista, precandidato a la presidencia y, en 1970, el símbolo amado que le garantizó la victoria a la Unidad Popular con la candidatura presidencial del médico Salvador Allende. Este mes conmemoramos medio siglo de sus muertes: Allende el 11 y Neruda el 23 de septiembre de 1973.
Papeles ocultos
“Confieso que he vivido” y las cartas que Neruda escribió en su juventud, sólo salieron a la luz pública después de su muerte. Sus memorias fueron publicadas en una edición clandestina en razón que los militares de la Junta de Gobierno le proscribieron su obra literaria y perseguían a los amantes de su poesía. Hugo Montes, investigador literario de archivos íntimos, logró de parte de Laura Reyes, hermana, el acceso a las cartas que el poeta remitió a la familia en sus largos viajes. Pablo Neruda, también le escribió cartas de amor a Albertina Rosa Azócar, romance de adolescencia. Su testamento poético, que tituló “Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena”, fue su último poema, publicado en Barcelona España, seis meses antes de su muerte. Neruda no sólo escribió versos de amor, también poemas épicos, como “Canto General”, e incursionó en el género dramático, aunque las editoriales no incluyan en las antologías: “Fulgor y muerte de Joaquín Murieta”, publicado en 1966 por la Editorial Zig-zag en una edición de diez mil ejemplares.
Del amor a la épica
Entre los principales poemas de amor del genio lírico, figuran: “Crepusculario”, “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, “Cien sonetos de amor”, “Los versos del capitán”, “Odas elementales”. Matilde fue la musa que inspiró sus versos de amor. Neruda perteneció a una clase media y ocupó varios puestos diplomáticos, pero su poesía es vocera de contextos de injusticia, luchas populares y problemas sociales. “Canto General”, lo empezó en 1938, lo continuó con versos publicados en revistas culturales y lo completó en 1946, cuando fugitivo por los Andes huía de la persecución política. Versa sobre nuestros orígenes míticos, la historia continental, la resistencia precolombina ante los conquistadores, las luchas comuneras, los héroes de la América insurrecta y, las huelgas, de los mineros y de los obreros. En este poema épico mayor, insertó su testamento político, en el canto XXIII: “Dejo a los sindicatos/ del cobre, del carbón y del salitre/ mi casa junto al mar de Isla Negra/ Quiero que allí reposen los maltratados/ hijos/ de mi patria, saqueada por hachas/ y traidores, / desbaratada en su sagrada sangre/ consumida en volcánicos harapos”.
Murieta y una diatriba
Pablo Neruda y García Márquez, se profesaron una amistad eterna y coincidieron al escribir dos piezas teatrales. Gabo, con la problemática de pareja: “Diatriba de amor contra un hombre sentado” (1987), estrenada en el Teatro Nacional en 1994, representada por la actriz Laura García; Neruda escribió “Fulgor y muerte de Joaquín Murieta” (1966), Pedro Orthus, dirigió su única función en la Universidad de Chile en 1966, inspirada en la leyenda de un bandido bueno, que jamás se supo cuál era su verdadera nacionalidad, si chileno o mexicano. Neruda en Isla Negra escribió su último poema, en apoyo a la revolución chilena, cuando se rumoraba el golpe militar de Augusto Pinochet, materializado el 11 de septiembre de 1973. El poeta había renunciado a su cargo de embajador en Francia y regresado a su patria para respaldar al gobierno popular de Salvador Allende. “Debo explicar que –Neruda anota en observación introductoria de “Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena”-, este libro no tiene la preocupación ni la ambición de la delicadeza expresiva, ni el hermetismo nupcial de algunos de mis libros metafísicos”.
Testamento de alabanza
Pablo Neruda, en noviembre de 1972, halló un Chile convulsionado, por marchas populares en apoyo de las reformas del gobierno de la Unidad Popular y las clases medias que las boicoteaban a cacerolazos y paros patronales. En ese contexto social, en enero de 1973, Neruda escribió su último poema: “Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena”. Aquí transcribimos uno de sus versos:
Desde aquel día el mundo, al despertar,
encontró a Chile y su fisonomía
alzando la victoria popular
y en el coro mundial de la alegría
cantaron nuestra tierra y nuestro mar.
Fue por aquellos días que un poeta
provinciano, salido del Parral,
en Estocolmo recibió un cometa,
de las manos de un rey profesional
Y así el nombre de Chile saludado
fue por ciudades, minas, sementeras,
como un laurel del pueblo conquistado
durante lucha larga y vida entera
Yo agregué a Chile y a su geografía
el canto de mi vida pasajera
con el torrente de mi poesía.