La travesía de Santiago y su abuela por un derecho a la salud digna

Santiago Oliveros es el sinónimo de resiliencia, un joven de 23 años que enfrenta una serie de desafíos desde que a los 14 años sufrió un accidente en moto que cambió su vida por completo.

El accidente le causó una lesión medular a nivel del cuello, lo que resultó en parálisis desde los hombros hacia abajo.

Sin embargo, Santiago no permite que esta tragedia defina su futuro.

La vida antes del accidente

Antes de ese fatídico día, Santiago era un adolescente lleno de sueños y aspiraciones.

Tenía en mente estudiar arquitectura y se preparaba con un técnico automotriz.

A pesar de su juventud, ya estaba trazando su camino hacia un futuro lleno de posibilidades.

Pero, como él mismo relata, el accidente lo cambió todo en cuestión de segundos.

Los planes que tenía se desmoronaron, y los retos de su nueva realidad empezaron a aparecer de inmediato.

Enfrentar una situación tan drástica no fue fácil.

Santiago admite que al principio fue muy difícil adaptarse a su nueva vida.

El regresar a casa después del accidente y comprender que nada volvería a ser igual fue devastador.

Pero con el tiempo, las terapias y, sobre todo, el apoyo incondicional de su familia, especialmente de su abuela, María Pérez, lo ayudaron a salir adelante.

Su abuela o “mamita” como la suele llamar Santiago, es una pieza clave en su recuperación emocional y física.

El presente de Santiago

Actualmente, Santiago está cursando un técnico en locución, una carrera que le apasiona porque le permite comunicar y llegar a muchas personas, especialmente a jóvenes que, como él, enfrentan obstáculos en la vida.

Su sueño es convertirse en un conferencista motivacional y ayudar a otros a superar sus propias limitaciones, tanto físicas como mentales.

Con una discapacidad que podría haber limitado sus sueños, Santiago decidió que su historia no será un ejemplo de derrota, sino de superación.

A pesar de las barreras físicas, encontró la manera de continuar con su educación, utilizando una gorra adaptada con un lápiz óptico, diseñada por el doctor Oscar Iván Quintero del Hospital Valle de Lili.

Barreras en el acceso a la atención médica

A lo largo de los años, Santiago y su abuela enfrentan un sinnúmero de dificultades para acceder a los servicios de salud que deberían garantizarse.

A pesar de contar con una tutela que ordena la atención de enfermería las 24 horas, el servicio solo se ha otorgado por 8 horas diarias, dejando a su abuela, de 73 años, con la carga física y emocional el resto del tiempo.

Esta situación afecta gravemente su salud, pero las respuestas de la EPS son lentas y poco efectivas.

El proceso para obtener insumos médicos también es frustrante.

Artículos esenciales como pañales, medicamentos y suministros básicos no siempre llegan a tiempo, lo que pone en riesgo la salud de Santiago.

En algunos periodos, llegaron a pasar hasta ocho meses sin recibir estos elementos fundamentales, como por ejemplo los pañales, generando un desgaste tanto físico como emocional en su cuidado diario.

La falta de respuesta oportuna por parte de la EPS obligó a su abuela a presentar quejas ante diversas entidades, incluyendo la Defensoría del Pueblo y la Superintendencia de Salud.

Sin embargo, a pesar de los constantes esfuerzos, las soluciones suelen ser temporales y no garantizan la estabilidad que Santiago necesita para mejorar su calidad de vida.

La lucha constante por derechos vulnerados

A pesar de los derechos establecidos por la ley, Santiago y su abuela siguen enfrentando la burocracia del sistema de salud colombiano.

Un claro ejemplo de esto es la negativa de la EPS a proporcionarle una silla de ruedas eléctrica, recomendada por su fisiatra.

Este equipo sería esencial para su movilidad y le permitiría alcanzar un grado de independencia que hasta ahora no ha sido posible.

La falta de atención adecuada también se ha manifestado en la reducción de servicios durante los fines de semana.

Aunque la tutela establece que el servicio de enfermería debe ser continuo, actualmente solo reciben atención de lunes a sábado.

Esto deja a Santiago sin asistencia los domingos, justo cuando su abuela, quien se encuentra en un delicado estado de salud, más lo necesita.

Necesidades urgentes

Entre las necesidades más urgentes de Santiago están una silla de ruedas eléctrica y una grúa para movilizarse.

Ambas herramientas serían cruciales para mejorar su calidad de vida, dándole mayor independencia y aliviando la carga física sobre su abuela.

A pesar de que su fisiatra recomendó la silla de ruedas eléctrica, la EPS se la negó, y hasta la fecha, no han podido resolver este tema.

Una grúa también sería esencial para facilitar los movimientos dentro de la casa, ya que su abuela, debido a su edad y condiciones de salud, tiene cada vez más dificultades para ayudarlo.

Santiago es un ejemplo de perseverancia y determinación.

Su historia no solo inspira a quienes lo conocen, sino que también nos recuerda la importancia de la solidaridad.

Su abuela y él han luchado solos durante muchos años, pero ahora es el momento de que la comunidad los apoye.

Si bien enfrentan desafíos económicos y de salud, están abiertos a recibir la ayuda de quienes puedan brindarles los recursos que tanto necesitan, ya sea para mejorar su situación médica o para aliviar la carga de su abuela.

Para quien desee ayudar a Santiago, se puede comunicar al número 311 6185245.

Una esperanza para el futuro

A pesar de las dificultades, Santiago no ha perdido la esperanza.

Confía en que la ciencia y la tecnología seguirán avanzando, y en algún momento, quizás pueda recuperar algo de movilidad en sus manos o su tronco.

Si algo nos enseña su historia, es que no importa cuán grandes sean los obstáculos, siempre es posible seguir adelante con fe, amor y el apoyo de quienes nos rodean.

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