Cali, octubre 27 de 2025. Actualizado: lunes, octubre 27, 2025 18:31
Convivencia y derechos
Qué hacer si mi vecino tiene un perro muy ruidoso
Los ladridos constantes de un perro vecino pueden convertirse en una molestia diaria que afecta el descanso y la convivencia, especialmente en propiedades horizontales o barrios residenciales. Si te preguntas qué hacer si tu vecino tiene un perro muy ruidoso, existen procedimientos legales y mecanismos de mediación que puedes seguir sin vulnerar los derechos de los animales ni de sus dueños.
Contenido del artículo
Qué dice la ley sobre perros ruidosos
De acuerdo con la Ley 1801 de 2016 (Código Nacional de Policía y Convivencia), modificada por la Ley 2054 de 2020, no se puede impedir la tenencia ni el tránsito de mascotas en zonas comunes. Sin embargo, los propietarios deben garantizar que su animal no cause molestias excesivas a la comunidad.
La Corte Constitucional, en la Sentencia T-119 de 1998, estableció que el ladrido es un acto natural de los perros y no puede exigirse su eliminación total.
No obstante, los dueños deben implementar medidas que reduzcan su impacto sonoro para mantener una convivencia pacífica.
Por otra parte, la Sentencia T-035 de 1997 reconoció que la tenencia de mascotas forma parte del derecho al libre desarrollo de la personalidad, por lo que los reglamentos de copropiedad no pueden prohibir de forma general tener animales de compañía.
Cómo actuar si los ladridos son constantes
En estos casos, la primera medida debe ser el diálogo. Acércate a tu vecino y comunícale el problema de manera respetuosa, proponiendo horarios o soluciones como adiestramiento o paseos más frecuentes.
Si el ruido persiste, el siguiente paso es acudir al administrador de la copropiedad o al Comité de Convivencia, quienes están obligados a mediar conforme al artículo 117 del Código de Policía. Si el conflicto no se resuelve, se puede elevar la queja ante las autoridades de Policía.
Además, el Centro de Conciliación o la Personería Municipal son instancias útiles antes de recurrir a procesos judiciales. Solo en casos extremos donde se afecten derechos fundamentales —como el descanso o la salud mental— puede interponerse una acción de tutela.
Entretanto, si en su caso es el propietario debe tener en cuenta que vive en sociedad y puede ser molesto para las demás personas, por lo que si su perro es bulloso, verifique qué es lo que le incita y, a su vez, intente calmarlo.
Qué derechos protegen al dueño del perro
La ley protege también al propietario del animal. Según la Sentencia C-059 de 2018, las asambleas de copropietarios solo pueden restringir la permanencia de caninos de manejo especial (como los de razas fuertes) en zonas comunes, y únicamente con una mayoría calificada de tres cuartas partes.
El artículo 129 de la Ley 1801 no permite prohibir la tenencia dentro de propiedades privadas, ni el tránsito por áreas comunes, siempre que se cumplan las normas de seguridad: traílla, bozal y póliza de responsabilidad civil para razas de manejo especial.
En resumen, el ladrido, aunque molesto, no es motivo suficiente para exigir la expulsión o prohibición del perro, sino una oportunidad para mejorar la convivencia mediante medidas razonables.
Al mismo tiempo, tenga en cuenta que un ladrido a 85 decibeles es comparable al ruido del tráfico pesado, y si llega a los 100 decibeles, es similar al sonido de una motocicleta, de modo que puede ser perjudicial para el oído humano si se está expuesto de forma constante.
Puede ver: Cómo hacer que mi perro no ladre tanto
Cuándo y cómo presentar una denuncia
Si después de agotar el diálogo y la mediación el problema continúa, puedes interponer una queja formal ante la Inspección de Policía. Esta autoridad podrá imponer sanciones si se comprueba negligencia o ruido excesivo fuera de los límites razonables.
El Código Nacional de Policía (artículo 33, numeral 1) considera las perturbaciones por ruido como comportamientos contrarios a la convivencia.
En esos casos, se pueden imponer multas tipo 3 (hasta 16 salarios mínimos diarios legales vigentes).
De acuerdo con la Corte Constitucional, la solución no debe ser punitiva, sino equilibrada: buscar que el bienestar del animal y el derecho al descanso de los vecinos coexistan de forma armónica.
Convivir con vecinos que tienen perros ruidosos exige equilibrio entre el respeto a los derechos humanos y el bienestar animal. Las leyes protegen tanto a los tenedores responsables como a quienes buscan un entorno tranquilo.
Por eso, antes de denunciar, es clave optar por el diálogo, la mediación y las vías legales adecuadas que promuevan una convivencia armónica y responsable.

