Cali, noviembre 25 de 2025. Actualizado: martes, noviembre 25, 2025 22:07
Alimentar el futuro de Colombia: un compromiso de país
El hambre no debería ser noticia en un país como el nuestro. Pero lo es. Y por eso, cada 16 de octubre, cuando el mundo conmemora el Día Mundial de la Alimentación, más que celebrar, debemos reflexionar. Porque mientras algunos desperdician comida, otros millones de familias siguen acostándose sin saber si mañana podrán comer.
El hambre no solo duele. También humilla, destruye esperanzas y apaga sueños.
Y peor aún, en algunos lugares del mundo —y también en nuestra historia— ha sido usada como herramienta de poder, de sometimiento y de guerra. Por eso garantizar el derecho a la alimentación no es un gesto solidario: es un deber moral y político.
Desde el Partido de la U, hemos dado un paso muy importante: presentamos el Proyecto de Acto Legislativo que busca incluir el derecho a la alimentación digna en nuestra Constitución. Queremos que alimentarse bien no dependa de la suerte ni del bolsillo, sino que sea un derecho garantizado por el Estado.
Y no lo hacemos por cifras, lo hacemos por las personas. Porque detrás de cada número hay una familia que no logra tener tres comidas al día. Según el DANE, 4 de cada 10 hogares hoy tienen más dificultades para comprar alimentos que hace un año. Es una realidad que no podemos maquillar ni callar sobre lo que está pasando en Colombia.
Este proyecto nace del consenso, del trabajo en equipo y de una convicción profunda: la alimentación es la base de la dignidad humana. Por eso queremos que el Estado se comprometa de manera real, con políticas que aseguren comida saludable, con programas que apoyen a nuestros campesinos y con una producción sostenible que fortalezca la soberanía alimentaria.
En el Valle del Cauca, mi tierra, hemos demostrado que cuando el campo crece, el hambre retrocede. Programas como Valle Agro o el Plan Integral Frutícola, han ayudado a fortalecer la economía campesina, a mejorar los ingresos rurales y a llevar alimentos frescos a las mesas vallecaucanas. Incluso en plena pandemia, el Valle se convirtió en una de las principales despensas agrícolas del país, y de la mano del campo vallecaucano, dimos la lucha por brindar alimento para quienes más lo necesitaron.
Porque el derecho a la alimentación no se defiende desde un escritorio: se construye desde la tierra, con las manos de quienes siembran, cosechan y alimentan al país.
También es reconocer el trabajo incansable de las mujeres rurales, de los pueblos indígenas y afrodescendientes que conservan nuestras semillas, nuestras recetas, nuestras tradiciones. Ellos son los verdaderos guardianes de la vida.
El hambre no tiene color político, pero su solución sí exige decisiones valientes y unidas. Por eso, desde el Partido de la U, invitamos a todos los sectores —sociales, empresariales y políticos— a sumarse a este propósito: que ningún colombiano vuelva a acostarse con hambre.
Defender el derecho a la alimentación es sembrar futuro. Es apostar por la justicia, por la equidad y por un país donde cada niño crezca con el estómago lleno y la esperanza viva.
