Carta abierta a Jaime Garzón

Jaime Garzón, te escribo esta carta 25 años después. Pensé mandártela con John Lenin, Godofredo Cínico Caspa o Heriberto de La Calle, pero preferí remitírtela abierta directamente.

Jaime Garzón: sólo te pido que en tiempos aciagos nos libres de los bufones, enséñanos a entender el humor en los tiempos del cólera.

A través de esta carta abierta esto te pido, porque para nosotros los viejos todavía no has muerto y estoy seguro que impedirás tomemos demasiado en serio el asunto de volvernos cada día más serios. Que no confundamos seriedad con escepticismo.

Te lo pido porque renaces entre los jóvenes, aunque otrora no habían nacido y por ende no tuvieron oportunidad de aplaudirte en vivo. Sin embargo, ellos te conocieron porque alguien se arriesgó a subirte a una plataforma virtual y por eso revives en sus camisetas y tus ideas gritan desde los muros.

Todavía no te relevarán de ser el legítimo humorista de Colombia y seguro lo seguirás siendo en el segundo milenio. Jaime Garzón: líbrame de los bufones, tú que jamás posaste de cómico, ni hiciste chistes para entretener a reyezuelos, sino que pensaste humor desafiante para sacudir el establecimiento y generar conciencia entre quienes aplaudíamos a cuanto chufletero aparecía en los medios.

Diferenciaste el humorismo y la comicidad. Tu humor fue capaz de despojar a tiranos de sus ropajes y actos formales con que solían ocultar sus felonías.

Sabías desnudarlos de sus trajes nuevos de emperadores y los hacías desfilar en público para burla de la multitud. Entendiste a profundidad el humor justiciero del Ingenioso Quijote de La Mancha y la sátira poética de Quevedo.

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