Cali, septiembre 3 de 2025. Actualizado: martes, septiembre 2, 2025 22:21
El impuesto más caro es la corrupción
Es increíble cómo en Colombia la creatividad del gobierno no se mide en proyectos para generar progreso, sino en su capacidad para aplicar nuevos impuestos.
El más reciente proyecto de reforma tributaria pretende golpear nuevamente a la clase media; sí, esa que paga, cumple y sostiene al país… y de paso alimenta a un Estado voraz y corrupto.
Nuevos impuestos significan menos dinero en los bolsillos, familias con menor capacidad de consumo, empresas con menos ventas; en resumen, una economía que se enfría mientras los políticos y funcionarios corruptos celebran y viven a la gran manière. Es la vieja fórmula de ordeñar a la vaca hasta dejarla seca.
Lo verdaderamente indignante es el destino del dinero que pagamos en impuestos los colombianos.
Todos sabemos que buena parte de esos recursos no se traduce en hospitales decentes, educación de calidad, carreteras dignas, seguridad en las calles o un sistema judicial eficiente.
No, para nada: el dinero termina atrapado en la espiral de la corrupción, alimentando una maquinaria política que mantiene a los mismos de siempre enquistados en el poder y aferrados a la teta.
Estamos ante un sistema perverso: un pueblo que pone su sangre, sudor y lágrimas, mientras unos políticos se reparten la riqueza y viven como reyes. ¡Una bofetada a los contribuyentes y alimento del desencanto!
Y así como lo malo es caro a cualquier precio, no existe ni existirá impuesto más costoso que el de la corrupción.
Mientras el gobierno seguramente continuará exprimiéndonos a todos los colombianos para financiar el festín de unos pocos; la pregunta que surge ya no es si el pueblo se cansará, sino cuándo.